El otro día
alternando con un grupo de amigos y amigas en uno de los bares que solemos
frecuentar, me surgió una pequeña idea para poder resolver el problema de las personas que no tienen cubiertas las necesidades básicas para poder vivir, al menos dar una solución para que las
personas pobres puedan comer, con poco coste y sin apenas invertir mucho. La
explosión de mi cerebro surgió cuando después de insistir que nos pusieran un
pincho, el camarero nos colocó el plato de la foto del post. Una ración de variedad
de golosinas que imitaban a los principales alimentos que diariamente
necesitamos para poder levantarnos cada mañana.
Comenzó mi
cabecita a pensar, una golosina es un manjar generalmente dulce, es decir que
gustaría a la mayor parte de la gente, cuyo único valor nutritivo es el azúcar
o grasa, elementos muy baratos. Es verdad que en estos momentos su excesivo
consumo puede desencadenar problemas de salud como obesidad, diabetes, caries,
anemia, etc. También origina pérdida de apetito, bueno eso no sería importante,
ya que la finalidad estaría que las personas no sintieran la necesidad de comer.
Seguimos
analizando este producto, tienen la ventaja de ser comestible, de tener un
tamaño pequeño, se podría llevar en el bolsillo. También producen una alegría
de sabor y nos estimula la vista con sus cientos de formas y clores.
Después de todo, para que seguir pensando, creo que lo que están haciendo con la mayor parte de las
personas que realizan un gran esfuerzo para llegar a fin de mes, es dar pequeñas ayudas
que tranquilicen sus neuronas y el estómago, tal vez ya se están fabricando las
golosinas que ocultan el pensar, el hablar, la comunicación, la relación, la
toma de decisiones,…, en realidad enterrar la alegría de vivir de las personas
más vulnerables y frágiles.
Samuel N.P.