Ugur
Gallenkus es un fotógrafo turco, residente en Estambul, usa fotografías en las
que combina imágenes de situaciones conflictivas con escenas del mundo
cotidiano. En su trabajo contrasta los dos mundos, el “norte” y el “sur”, una
sociedad de consumo y otra de pobreza, la paz y la guerra, la comodidad y la
huida hacia la búsqueda de otros lugares donde vivir…
Todos sabemos
que tanto el “norte” como el “sur” son algo más que conceptos geográficos, así
lo muestra Ugur Gallenkus en su realidad virtual. Aunque designemos por “norte”
a los países más avanzados, por nivel económico y tecnológico, y el “sur” todo
lo contrario, la realidad es que todo “norte” tiene su propio “sur”.
Así tenemos
un “sur” en nuestro pueblo, en el barrio en que vivimos, …, y el colectivo de
menores en sus centros educativos, espacio en el que deberíamos de priorizar
por ser el lugar de formación y desarrollo personal, y donde parte de este
colectivo está siendo protagonista de las noticias, actos violentos, agresiones
sexuales, machismo pornográfico, acoso escolar, discriminación por el color de
la piel, la diversidad sexual o poseer otras capacidades.
Por eso la Educación Social
como muestra Ugur Gallenkus en sus imágenes, está en la frontera de las
personas vulnerables y las que no lo son, las que están en riesgo y las que no,
las más frágiles y las que mantienen apoyos cercanos, también es importante la
intervención en el desarrollo comunitario para mejorar la calidad de vida de
todos y de todas. Ya es momento de dejar de un lado tanto protocolos, es el
turno de una profesión que tiene entre sus funciones detectar y prevenir
situaciones de riesgo, planificar y programar junto con otras diciplinas como
es el Trabajo Social, la Psicología, la Pedagogía, …, equipo multidisciplinares
que trabajando codo a codo con otros profesionales facilitan. Los Educadores y
Educadoras Sociales trabajan desde una visión integral, desarrollando una
intervención socio-educativa que desarrolla principios, conceptos,
procedimientos y competencias, y sobre todo actitudes, normas y valores
sociales.
Si la
Educación Social no entra en nuestros centros educativos, en la educación
formal, también en la educación no formal o no reglada, nadie hablará de la
activista Berta Cáceres, asesinada por sus reivindicaciones a favor de los pueblos indígenas, de Gandhi y sus
intervenciones a través de la no violencia, de Víctor Jara ni de música ni de
sus palabras, de la poesía de Federico García Lorca, de Simone de Beauvoir y
los derechos de la mujer, ni de Pepe Mujica, como un político adelantado a su
tiempo, de Jacques Cousteau y su lucha por mantener el equilibrio ecológico en
los océanos, de Petra Kelly y sus manifestaciones contra el armamento
antinuclear, de Malala Yousafzai y su dedicación a defender la educación de las
niñas, de Nelson Mandela a favor de la no discriminación racial, de Sebastiao
Salgado y su defensa del Amazonas a través de la imagen o de Gervasio Sánchez,
con sus fotorreportajes sobre el horror de las guerras, …, a todos y todas que
dieron su vida por un mundo más justo, un recuerdo a la cooperante española,
Emma Igual, que con 32 años dirigía la ONG Road to Reief, muerta por un
proyectil en la guerra de Ucrania en la que especializada
en ayuda humanitaria y, sobre todo, en evacuar a civiles del frente.
Y como dice Manuel Rivas
en su libro “Zona a defender”: “Es mucha la gente dispuesta a arremangarse. Que
no quiere aceptar lo inaceptable como si fuera una catástrofe natural y no una
consecuencia de un sistema que se ha demostrado no solo injusto sino también
insuficiente”.
Ahora toca desconectar el móvil, es 2 de octubre de 2023, DÍA INTERNACIONAL DE LA EDUCACIÓN SOCIAL, y ponerse a caminar.
Samuel N.P.