Los niños y niñas adolescentes, con su curiosidad incansable y sus deseos de aprender, necesitan respuestas a cuestiones que muchas veces ni siquiera los adultos comprenden en toda su magnitud. La inmigración es sin duda una de esas cuestiones, y los problemas que a menudo conlleva merecen el esfuerzo de educar a jóvenes y a adultos, para evitar así que la intolerancia nos impida ver con lucidez la realidad que nos rodea.
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