La experiencia en común de los asistentes, sea su primera vez o hayan ido más veces, es la de volver. «El ambiente es genial», fue la frase más repetida ayer por la mañana por los asistentes a la octava edición del Fiestizaje que se celebra en Villafranca. El festival este año ha contado con visitantes de toda la comarca, de Castilla y León, pero también de otras nacionalidades como ingleses o italianos.
La resaca de los conciertos de la primera noche, que se alargaron hasta las seis de la mañana, no impidió a los acampados disfrutar de los tres talleres que se ofertaban desde la organización. El taller de danza africana contaba con una treintena de participantes dispuestos aprender otros bailes culturales desde por la mañana. El taller de percusión también hacia que sonaran los djembes al unísono en el parque de la Herradura.
Pero sin duda, donde más ambiente se concentra durante el festival es a la orilla del río Burbia donde, desde los más pequeños a los más grandes, disfrutaban del baño a la vez que escuchaban los conciertos matutinos y vespertinos.
En el patio escolar, donde se celebraron los conciertos nocturnos en el escenario Fiestizaje, se incorporó este año también la zona Irie con música reggae y dub.
El concejal del Ayuntamiento de Villafranca, Luis Manuel Gaztelumendi, explicó que «al estar instalada en el mismo recinto que el otro escenario, los asistentes podían moverse de una carpa a otra haciendo que ambas zonas fueran un éxito».
El propósito de un Fiestizaje más sostenible no ha parecido ser un problema. «La gente se porta estupendamente y deja todo impecable», subrayó Gaztelumendi.
El Fiestizaje aún mantendrá hoy el ambiente hasta las 21.30 horas en el escenario Burbia con la participación de Pachamama Foundation, Assircópatas o Bumtaka + Djam.
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