No resulta raro pensar que con la crisis se dispara el número de personas con diferentes adicciones que buscan la ayuda de un profesional para superarlas. No tanto por que con los problemas económicos aumente la cantidad de personas que consumen drogas o alcohol, sino porque la falta de ingresos impide mantener el nivel de consumo y el usuario nota más la dependencia. El centro de tratamiento del alcoholismo de Beda atendió el año pasado en el Bierzo a más de 450 usuarios entre pacientes y familiares. La mayoría de los nuevos alcohólicos están al paro —un 46% frente al 33% en activo. El resto son jubilados o están en una situación laboral distinta—. Así lo detalla el último informe elaborado por Beda, que también especifica que más del 80% de los usuarios son hombres.
La media de edad de los dependientes que buscan ayuda por primera vez sigue estando en torno a los 44 años, ya que el mayor número se sitúa en la franja comprendida entre los 41 y los 50 años. En cuanto a la procedencia de los pacientes, los datos son muy parejos, ya que el 51% residen en la ciudad y el 49% provienen del medio rural. El balance anual de Beda incluye también el estado civil de los atendidos. La mayoría (el 43%) están casados, pero muy seguidos por los solteros, que suponen el 41%. El último grupo es de los separados. Estos son el 16% del total.
Tratamiento con familiares
Que Beda cuente entre el total de pacientes atendidos a los familiares tiene una explicación sencilla. Y es que éstos sufren igualmente las consecuencias del alcohol. «La convivencia con el alcohólico durante años facilita la aparición de alteraciones, tanto somáticas como psicológicas, en la pareja, los hijos y otros familiares del entorno directo», explicaron fuentes de esta asociación.
El tratamiento de un alcohólico se extiende frecuentemente durante dos años.
Noticia: Diario de León, 24 de febrero de 2013
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