CONCLUSIONES
DEL VII CONGRESO ESTATAL DE EDUCACIÓN SOCIAL
SEVILLA, 21‐22‐23 2016
El pasado sábado
23 de abril tuvo lugar en Sevilla la jornada de clausura del VII
Congreso
Estatal de Educación Social, organizado por el Colegio Profesional de
Educadoras y
Educadores Sociales de Andalucía junto al Consejo
General de
Colegios de
Educadoras y Educadores Sociales, donde se realizó la lectura de las
conclusiones y
retos de los cuatro ejes‐diálogos.
Las
conclusiones y retos fueron expuestos en un diálogo final, junto a la
intervención
magistral de Marco Marchioni –trabajador e investigador social,
experto en el
campo de la intervención comunitaria y la participación‐, que
sirvió de
inspiración a las y los profesionales de la Educación Social allí reunidos
y les insufló
de energía positiva animándolos a continuar en su tarea cotidiana e
imprescindible
de transformación social y que “Si no hacen política dejen de
lloriquear”, remarcando también que " no se puede tolerar la
desigualdad desde
los
primeros años de vida" y que tenemos el deber de poner la infancia en el centro
de todo para
conseguir una sociedad más justa e igualitaria.
A continuación,
se exponen las conclusiones y retos que cada uno de los ejes:
EJE‐DIÁLOGO
1: (Re) pensar la profesión en los procesos de construcción de la
ciudadanía y
la transformación social.
Históricamente
se tienen desarrollado diversas acciones que pueden
considerase
comparten ciertos elementos comunes con lo que hoy defendemos
como educación
social. Pero esta profesión ‐ en los
términos en como la
concebimos hoy‐, surge en un campo intersticial, en los márgenes,
como un
apéndice en
tierra de nadie que pretende reparar las fracturas sociales, aunque
sin alterar las
causas que las sostenían. Por otro lado, su desarrollo se
caracteriza por
un movimiento oscilatorio que se mueve entre la regulación y la
transformación
social, esto es, en que sus profesionales se conviertan en
agentes de
control (contribuyendo a la reproducción social), o en agentes de
cambio social
que cuestionan las políticas que sostienen las desigualdades.
EDUCACIÓN
SOCIAL Y CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA
Desde esta
segunda lógica parece urgente consensuar aquellos elementos
educativos que
consideremos imprescindibles para garantizar el aprendizaje de
una ciudadanía
democrática. Para garantizar este derecho individual y social,
urge colocar la
EDUCACIÓN así entendida, en el lugar que le corresponde, desde
su dimensión más
política, en el centro de todos los proyectos. Así, frente a esta
racionalidad
educativa asistimos a la imposición de la neoliberal que produce:
recortes
vergonzantes que estrangulan el Estado de Bienestar; perversión del
lenguaje que
produce un vaciado de los contenidos que definen las funciones de
la educación
social; reforzamiento del control externo, obsesión por los
resultados fácilmente
medibles, transformación de las desigualdades sociales en
culpas
individuales, priorización de las fundaciones privadas frente a los
servicios públicos,
exigencias a corto plazo…
Los retos
recogidos fueron la necesidad de generar redes de confianza entre la
formación,
investigación y ejercicio profesional, el compromiso político ante las
injusticias,
garantizar el desarrollo de modelos educativos que aseguren a las
personas su
participación real y los conocimientos necesarios para entender
cómo funciona
el mundo y poder intervenir en su orientación, contribuyendo a
hacerlo menos
desigual.
EJE‐DIÁLOGO
2 EL ESTAR DE LA EDUCACIÓN SOCIAL:
En primer
lugar, destacar la figura de los educadores y las educadoras sociales
como catalizadores
de la diversidad (no sólo cultural): enseñar las distinciones y
cómo construir
puentes entre distintas culturas, y la importancia del trabajo con
los grupos de
diversas culturas. En segundo lugar, el valor de los equipos de
trabajo:
necesitamos dinamizar, coordinar y trabajar en equipo, generar
sinergias,
tejer redes,… Por otro lado, cómo organizarse como ciudadanos
activos para
conquistar o mantener derechos: Comprensión de la realidad,
Construir
autonomía de los ciudadanos (de abajo a arriba) ‐_vínculo: compromiso
de trabajar
juntos y autonomía: compromiso de respetar al otro en su lucha‐ ;
Construcción
colectiva: involucrarse con el colectivo, provocar la crítica, la crisis
y provocar la
reflexión y buscar con los otros una construcción de caminos. Y
por último
visibilizar nuestra acción en la política: el encargo de la
administración
(a veces genérico) debemos traducirlo y orientarlo hacia la
educación
social (construir ciudadanía): transformarlo en una herramienta
pedagógica; y
trabajar a partir de la reflexión‐acción‐reflexión (No
especular).
EJE DIÁLOGO
3: Rehacer la educación social para impulsar la construcción de
la ciudadanía
y el pensamiento crítico en la transformación social.
En el apartado
de la Ciudadanía del siglo XXI analizar el contexto de la crisis
(inestabilidad
laboral, pobreza y exclusión social), frente a ciudadanía
globalizada:
ciudadanía sostenible, activa e inclusiva; las políticas sociales:
delegación
sobre la comunidad y el tercer sector; y las diferentes definiciones
del concepto ‘ciudadanía’
en función de quien utiliza: mercado,
administración,…
hay muchas formas.
En el apartado
de formación e investigación se destaca la falta de presencia de
educadoras y
educadores sociales en docencia y órganos de decisión y gestión
universitaria,
la necesidad de conjugar los planes de estudios con la realidad
profesional:
participación profesional; el empoderamiento de las y los
profesionales
de la educación social; la necesidad de que la Educación Social
transfiera el
conocimiento que se genera en la práctica profesional; y el deber
de salir a los
espacios de ciudadanía para conocer lo que es necesario y recrear
modelos de
ciudadanía.
Y en último
lugar, la transformación social, tomando como ejemplo las
experiencias
que favorecen la transformación como las ciudades educadoras,
Comunidades de
aprendizaje, ciudad de los niños, ciudades y barrios en
transición; sin
olvidar los espacios a los que se niega ciudadanía (exclusión);
contar con el
espacio de lo rural en la transformación, ya que ciudadanía no
sólo se da en “ciudades”;
y la importancia de la participación de la ciudadanía
en la toma de
decisiones políticas: necesidad de la intervención estatal pero
frente a la
idea de “el estado proveerá”, decidir qué es lo que debe proveer el
estado.
EJE DIÁLOGO
4 (R) evolucionando las emociones: formulando los malestares
para
pensar/proponer estrategias de mejora.
Las
conclusiones se resumen en las dificultades para nombrar el “malestar” en
la actualidad
(modos en que enuncian las educadoras y los educadores sociales
sus
perplejidades y dificultades para otorgar sentidos a aquello que les acontece
en su
cotidianidad); la necesidad de encontrar y establecer espacios para
analizar,
confrontar y gestionar los malestares y las emociones personales,
institucionales
y profesionales; y la necesidad de abordar y producir
herramientas teórico‐prácticas que fortalezcan la posición de
los educadores
sociales en su
quehacer socioeducativo (seguridad laboral, trabajo en red y en
equipo,
supervisión, espacios de análisis de casos, educación emocional,
relación dialógica,
formación, etc.).
En
consecuencia, los retos surgidos de este eje consisten en visibilizar y abordar
los dilemas y
malestares personales, profesionales e institucionales; profundizar
respecto a los
malestares y la gestión de las emociones que existen hoy en día
en las
instituciones y dispositivos educativos para comprender sus
particularidades
y sus lógicas, desde la profesión; y por último sin negar la
dificultad o
dificultades (laborales, sociales, económicas, institucionales,
administrativas)
transformarlas en preguntas susceptibles de poner a trabajar.
Se torna
necesario habilitar preguntas ante aquello que hace obstáculo en el
educador social
para superar o desbloquear la posición de queja, asumiendo la
responsabilidad
y haciendo autocrítica.
RETOS “DIÁLOGO
DE LA PROFESIÓN Y LA RED PROFESIONAL: RECREANDO
NUESTRAS
ORGANIZACIONES”
En primer lugar
los educadores y las educadoras sociales tenemos la
responsabilidad
de realizar una reflexión sobre lo que han supuesto estos
veinte años
para la profesión. ¿Qué hemos aprendido? ¿Qué tenemos que
desaprender?
Revisando y actualizando aquellas aspiraciones u objetivos que
nos llevaron a
configurarnos como sujeto colectivo:
Rescatando lo que educativo y social, tiene la educación
social y
pasando a una
nueva etapa que no se centre, exclusivamente en
el proceso de
construcción profesional.
Estableciendo complicidades y lazos con el resto de
perfiles que
intervienen en
lo social, en línea con los procesos de configuración
de la acción
socioeducativa en el ámbito europeo.
En segundo
lugar debemos identificar cómo conectan los colegios profesionales
con las nuevas
generaciones de educadores/as sociales y como aseguramos el
proceso de
transmisión intergeneracional.
En tercer
lugar, después de analizar cómo nos percibe la sociedad, diseñaremos
estrategias
para aumentar la proyección social de la profesión y poder influir en
las políticas
sociales, educativas, culturales que beneficien a la ciudadanía.
Tomando como
referencia la solidaridad, que es el valor en el que se basan
nuestra
necesidad y utilidad social y nuestra respuesta. Y por último, trabajar
para que el
Consejo General de Colegios sea la suma de las potencialidades de
los diferentes
colegios autonómicos; avanzando en el trabajo colaborativo
interterritorial
que garantice la participación en igualdad, huyendo de
corporativismos,
fortaleciendo un nuevo sujeto colectivo más amplio, desde la
interpelación
sobre los modelos que resulten más eficaces en la configuración
organizativa territorial.
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