Puede
ser la infancia noticia que puede llegar a expresar un “morbo” especial en el
público consumidor de medios de comunicación. A la vez se puede hablar de
responsabilidad de dichos medios en el tratamiento de una información en la que
están presentes los y las menores.
En
estos días y como si de una serie televisiva se tratase, nos han mostrado en los
diferentes medios de comunicación el caso de un niño de cuatro años con los
siguientes titulares:
“Una pareja valenciana obligada a
devolver a su hijo preadoptado a la madre biológica”.
“Aberración jurídica, error gravísimo”.
“Obligan a una pareja a devolver a un
niño tras criarlo durante tres años en régimen de preadopción”.
“Sobre la madre biológica, dicen que la
han visto embriagada, semidesnuda y reconociendo que su pareja actual le da
maña vida”.
“La abogada de la madres dice que es un
niño robado”.
“Esto ocurre ya que el sistema de
protección de menores es perverso”.
Las
imágenes tanto de la familia preadoptiva como de la madre biológica han estado
por todos los rincones, y entre ellas la de un niño de cuatro años ajeno a todo
lo que está ocurriendo.
Como
Educador Social y trabajando en Servicios Sociales me pregunto en que momento
se ha respetado el derecho a la imagen, a la intimidad, el honor y la
privacidad del menor en los medios de comunicación. Entendiendo la intimidad
como el derecho que tiene el menor a controlar la captación, reproducción o
publicación de su propia imagen, su voz o su nombre a través de cualquier medio
sí como la facultada de que éste decida sobre su propia apariencia física.
La
parafernalia de los medios de comunicación en este caso, creo que está fuera de
todo tipo de “ayuda” con el fin de clarificar la situación y buscar los mejor
para el menor. La dignidad de las personas se encuentra por encima de cualquier
interés de mayor audiencia o venta de periódicos.
“Una
de las cosas más afortunadas que te pueden suceder en la vida es tener una
infancia feliz”.Agatha Christie
Samuel N.P.
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