Publicado por Marco Marchioni el junio 13, 2017
Todo lo que está ocurriendo en nuestro entorno más inmediato como lo que está ocurriendo a nuestro alrededor (las elecciones en Gran Bretaña, en Francia y también en las municipales parciales en Italia, solo para hacer referencia a algunos episodios), demuestran que la realidad de la política está cambiando radicalmente y que estamos obligados a una profunda reflexión sobre el sentido de la misma, así como sobre el concepto y la praxis de la democracia. En este sentido, la elección en Estados Unidos de un presidente como Donald Trump es el dato más estremecedor e iluminante. Lo mismo que la elección de Macron en Francia y la probable mayoría absoluta que va a tener en la próxima Asamblea Nacional, al tiempo en que el Partido Socialista francés –hasta ayer detentor de la presidencia- se derrumba hasta su práctica desaparición.
Las dos cuestiones están íntima y radicalmente relacionadas. Sin el desarrollo de un sistema democrático fuerte, sin el respeto y el cumplimiento de la ley y sin una praxis política coherente estamos destinados a entregar a “oscuros poderes” nuestro destino y nuestra posibilidad de incidir de alguna manera en el conjunto de decisiones que nos afectan directamente. En esta niebla de confusión y de posverdades (el discurso de Guardiola, por ejemplo) que nos envuelven y que podrían sumergirnos, conviene mantener a salvo algunos principios básicos, aunque necesaria y profundamente renovados:
- Necesitamos un sistema democrático con partidos políticos democráticos en sus estructuras y órganos internos, así como en sus relaciones con la sociedad y con el conjunto de la ciudadanía. (Para ser claro: no creo que este tema se agote con simplismos como la elección directa de un secretario general por la afiliación).
- Frente a los cambios sociales en acto, el aumento de las desigualdades o los cambios económicos y del mercado de trabajo, a pesar de sus retrasos y errores también necesitamos de los sindicatos capaces de reanudar unas relaciones con los trabajadores y las trabajadoras más allá del modelo que sirvió en la época anterior, basado en la fabrica. Necesitamos sindicatos más participativos y más capaces de re-agregar el mundo del trabajo para una defensa colectiva y general de los intereses del mundo del trabajo frente a un capital cada vez más especulativo, financiero y globalizado.
- Necesitamos recuperar y re-organizar las políticas sociales en el territorio y hacer de los territorios –las comunidades locales- el ámbito y la dimensión de una auténtica participación de la ciudadanía, no como destinataria pasiva de las prestaciones sociales, sino como sujeto activo de las mismas políticas en clave de solidaridad y de equidad; recuperando así la dimensión comunitaria y las potencialidades preventivas y promocionales de las políticas sociales, sustrayéndolas al dominio de las visiones asistencialistas dominantes hasta ahora.
- Necesitamos el gobierno local y los ayuntamiento como ámbitos de efectiva participación de la ciudadanía y no como instrumento clientelar y patrimonio particular de las fuerzas políticas.
Todo ello en el marco de un Estado de derecho real y efectivo –en el que la corrupción sea realmente puesta al bando- y de la lucha para una renovada Unión Europea capaz de recuperar su gran potencialidad: la de representar en el mundo global unas tierras y unos pueblos que supieron luchar para que todo el mundo pudiera participar en paridad y equidad de condiciones, a pesar y en contra de las tendencias y las fuerzas dominantes. Todo esto se quedaría en torpes sueños sin partidos y sin un sistema democrático fuerte, y sin unas políticas activas capaces de sustraer la ciudadanía de los falsos encantos del populismo y de los autoritarismos.
1 comentario:
La visión de Marco, además de acertada, pone el dedo en la llaga, nos han cocido poco a poco en la cazuela del amodorramiento, no ha hecho falta ninguna estrategía de linchamiento individual (que también ha habido) ni siquiera un enfrentamiento descarado hacía algún lider social, sea hombre o mujer. Ha bastado esa cocina a fuego lento, para que estemos en nuestro punto, sin rebullir. Estas artimañas de guante blanco han permitido que parezcamos países adormecidos, de ahí la importancia de recobrar las relaciones sociales desde el concepto de la solidaridad y el bien común. Uno de los comics de Asterix y Obelix, se titula "La Cizaña", recomiendo su lectura, porque va siendo hora de DESPERTAR. Gracias de nuevo Marco
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