viernes, 30 de marzo de 2018

El español que diseña brazos protésicos con una impresora 3D para personas sin recursos en Kenia


Noticia Europa Press-ABC Tecnología
Un joven madrileño graduado en Ingeniería, Guillermo Martínez, ha diseñado brazos protésicos gracias a una impresora 3D y ha viajado a Kenia, a través de la ONG Bamba Proyect, para entregarlas de manera personal a personas necesitadas. «No me caben las palabras para contar una experiencia de este nivel. Ha sido precioso e impresionante», ha expresado.
Martínez, que ha estado en el país africano desde el 21 de julio hasta el 14 de agosto, relata que todo comenzó cuando se compró una impresora 3D para «cacharrear» a principios del año, cuando ya tenía planeado pasar unas semanas de verano de voluntariado en un orfanato en Kenia. «De repente vi que había empresas que utilizaban esta tecnología para hacer manos protésicas, pero no existía ningún modelo para gente que no tuviera codo», explica.
«Como no había manos protésicas descargables de Internet ya hechas para gente a la que le faltaba el codo, pensé: me quedan tres meses para mi viaje, a lo mejor puedo diseñar algo. Entonces me puse a diseñar una prótesis nueva de brazo entero», señala.
En ese momento, decidió unir ambos proyectos. «Contacté con el orfanato en el que iba a estar ayudando en verano y les dije que yo iba a ir en julio, les conté mi proyecto, y les interesó. Se pusieron en contacto con gente del pueblo y con el hospital», explica.
En este contexto, precisa que desde Kenia le mandaban fotos de personas que por diferentes causas, como problemas de nacimiento, ataques de epilepsia con los que se queman el brazo o amputaciones «de mala manera», entre otras, no tenían o no podían mover el codo.
Según matiza, el mecanismo funciona introduciendo el brazo por la parte de arriba manteniéndolo estable mediante un arnés en el pecho. De esta manera, se coloca en el cuerpo y en el momento en el que levanta el brazo hacia arriba, la mano cierra y hace un movimiento prensil, cerrándose y permitiendo coger objetos sin problema.
El joven expresa que mientras avanzaba en su proyecto no era consciente de la repercusión del mismo. «No me había dado cuenta de lo que estaba haciendo. En el momento en el que les di las prótesis me quede en shok. Ahora estas personas van a poder tener una vida totalmente diferente a la que habían tenido», señala.
«Vino un profesor y me invito a comer y me decía: nadie me ha dado ayudas para recibir una prótesis de ningún modo, y vienes tú y me la das gratis totalmente» añade para señalar que «todo el mundo ha sido muy agradecido» puesto que han recibido una ayuda que «no esperaban en absoluto».
«También es mucha presión. Tienes que asegurarte de que funcione y de haberte guiado bien solo mediante fotos», añade tras relatar que en una de las ocasiones hubo «un poco de tensión» puesto que en un primer momento la prótesis no estaba dando resultado. «Al final he conseguido arreglarlo y ha salido bien», confirma.
Martínez ha asegurado que «esto va a seguir» puesto que se trata de un proyecto en el que va a continuar colaborando de manera personal. «Voy a seguir colaborando con la ONG para ir mandando desde España más prótesis a personas que lo necesiten de manera personal», concluye.

domingo, 18 de marzo de 2018

La “pizarra blanca”, una herramienta de uso para Educadores y Educadoras Sociales



 
La pizarra ha sido y seguirá siendo una herramienta para favorece la comunicación oral y visual, que permite ilustrar cualquier tipo de explicación y desarrollarla de una manera ordenada y coherente.

Los primeros datos sobre el uso de la pizarra son del siglo XVIII. Es en la actualidad el recurso didáctico más empleado en los diferentes ámbitos educativos.

Una pizarra es una superficie de escritura reutilizable en la cual el texto o dibujos se realizan con tizas o rotuladores. Pero también esta herramienta educativa a experimentado cambios con la era de las nuevas tecnologías, aparece la “pizarra interactiva” o “pizarra digital”, consiste en un ordenador conectado a un vídeo proyector que muestra la señal de dicho ordenador sobre una superficie lisa y rígida, sensible al tacto, desde la que se puede controlar el ordenador.

Quisiera destacar el uso para Educadores y Educadoras Sociales de la llamada “pizarrón blanco o pizarra blanca”, también “pizarra de vileda”, sobre la que se utiliza para escribir o dibujar un rotulador cuya tinta se borra muy fácilmente.

La “pizarra blanca” es ésta una herramienta de uso individual que nos permite diseñar nuestras intervenciones describiéndolas  y analizándolas como si quisiéramos  construir un esquema mental dentro de nuestra cabeza. Con el apoyo de la “pizarra blanca” podemos desarrollar un pensamiento del diseño creativo.

Veamos un ejemplo de uso de esta herramienta cuando queremos crear un taller que nos han solicitado con el tema “nuevas tecnologías e infancia”. Sabemos que se dirige a familias de infantil y primaria, y que uno de los objetivos es suscitar un debate entre las personas asistentes sobre las NT y su uso.

Tenemos el título que escribimos en la cabecera de la pizarra, luego pasamos a una introducción sobre “qué son las nuevas tecnologías”. Continuamos y conociendo el perfil de las familias que podrían participar, describo tres aspectos para refrescar con ellas “cómo las NT han transformado la infancia”, “las adicciones las NT” y “los bueno y lo malo de la NT”, como final busco una frase que les haga reflexionar y añado la biografía que he buscado para mi intervención.

Lo escrito en mi “pizarra blanca” será el puntal de mi taller y sobre el que empezaré a preparar la intervención buscando la documentación necesaria teniendo en cuenta el esquema desarrollado. 
 
Samuel N.P.

 

"Un día nos pidió permiso para ser la niña que siempre había querido"


En la foto Ana Ayuso, madre de la menor transexual y activista en favor de la igualdad de derechos

Artículo de Diana Martínez | 16/03/2018- LA NUEVA CRÓNICA DE LEÓN
 
Una familia de Cacabelos con una hija transgénero de 7 años impulsa un acto de visibilización de las personas transexuales, este sábado a las 18:00 horas en el Cine Faba
«El caso de nuestra hija nos permitió ver y apreciar el maravilloso mundo de la diversidad, un mundo en el que nos sentimos muy cómodos y nos ha hecho ser mejores personas». Ana Ayuso es la madre de una niña transgénero de siete años de Cacabelos que el pasado mes de junio, cuando la pequeña tenía seis, hizo el tránsito social y escolar a su identidad femenina.

La condición de la niña abrió un nuevo panorama a su familia y a su entorno. «Nosotros siempre hemos tenido muy claro educar a nuestros hijos en plena libertad de expresión de pensamiento y sentimiento. En esa realidad, se manifestó la identidad de la niña». Con tres años, ella se refería a sí misma en femenino, asumía comportamientos propios de las niñas y se sentía mejor con ropa de mujer que con su propio atuendo.

De inicio, sus padres se sintieron un poco confundidos con los términos de orientación sexual e identidad sexual, «es lo que les pasa al principio a muchas de las familias», pero buscando los recursos con los que comprender la situación que planteaba la pequeña, comprendieron de qué se trataba. «Quizá puede parecer muy pronto que a los seis años se pueda hacer el tránsito, pero para nosotros fue incluso tarde. No queríamos precipitarnos, pero ella lo tenía ya claro cuando tenía tres».

Pese a hacer sentir siempre a la pequeña cómoda con su identidad en el ámbito más familiar, en su zona de confort, sus padres trataron de ver cómo era la situación en el colegio.

Siguiendo alguna indicación «llegamos incluso a intentar una opción que nunca habíamos probado, la de reprimir sus comportamientos y fomentar otros que pudieran parecer más ‘masculinos’. Guardamos sus disfraces, los pinta uñas, los juguetes. Pero eso duró muy poco, duró una semana. Ella es una niña supercreativa y se hizo un vestido con un mantel y se pintó las uñas con rotulador permanente rojo. Vimos que aquello iba en contra de nuestros principios y que a ella le hacía un flaco favor. Así que volvimos a nuestra libertad».

Puede sonar extraño que un menor tenga clara cualquier cosa con tan sólo tres años. Pero es que «esto no es una decisión, un gusto o un capricho. Es la identidad. La identidad es otra cosa y la identidad sí se tiene clara a los tres años. Quién eres, sólo lo puedes saber tú», afirma la madre de la pequeña. «La identidad de un menor es incuestionable, no podemos rectificar ni inducir ni corregir. El papel de las familias es acompañar, velar por su integridad y por su salud».

Impulsado por la familia de Ana, Cacabelos acoge este sábado día 17 a las 18:00 horas en el cine Faba un acto con el que se pretende visibilizar y normalizar a las personas transgénero. Una actividad vinculada al Día Internacional de la Visibilidad de las Personas Transexuales que se celebra realmente el próximo día 31 de marzo a nivel mundial.

"El tirón de orejas es para las instituciones. Es necesaria ya la Ley Estatal de Identidad de Género"Pero Ana y su familia han querido con un acto unos días antes, formar parte de este movimiento tan necesario, que permita ayudar a que las personas con esta condición sean aceptadas de forma natural y con su identidad en su propio entorno y en la sociedad en general. En él participarán familias de distintos lugares de Castilla y León de la Asociación Chrysallis, de ayuda a familias con menores transexuales. Habrá lectura de un manifiesto y actividades, si el tiempo lo permite, en el parque de Cacabelos. Si no, será en el interior del Cine Faba, a partir de las 18:00 horas.

«Lo que tratamos es que se visibilice que en nuestro entorno hay personas transexuales que llevan una vida normal y que la gente se vaya quitando de sus miedos y prejuicios que las personas adultas solemos tener, la mayoría de las veces por falta de información», explica.

La propia mentalidad abierta de la familia de Ana, el apoyo de su círculo más próximo y el papel que ha jugado el colegio, el Centro Rural Agrupado de Quilós, donde la niña estudia, han permitido que ese tránsito fuera un paso sencillo. “Hay un círculo con poco trabajo de sensibilización que hacer, porque conocen, aceptan y apoyan pero es necesario que el mensaje vaya calando para una mayoría de gente que lo desconoce.

Cuando dieron el paso definitivamente, hace ahora ocho meses, fue necesario acudir al colegio para que los compañeros y compañeras de la niña pudieran entender que a partir de entonces, iba a ser ‘ella’, con su nombre de niña y su plena condición de niña.
Pactaron una charla para el alumnado y hubo una reunión con las familias. El hecho de que fuera un colegio pequeño, lo facilitó. «A nadie la pilló de sorpresa, la estaban conociendo y sabían que ella iba a ser esa niña antes o después», explica su madre. El día de inicio de la nueva etapa, tanto Ana como la profesora y la directora del colegio «estábamos temblando y pensando en qué podía pasar».

"Ella lo tenía claro desde los tres años, La identidad no es una decisión o un capricho. Es algo incuestionable"La emoción se les desbordó cuando “al entrar en su clase lo que vimos fue a todos abrazándola y diciéndole: bienvenida. Lloramos al comprobar la lección que te puede dar la infancia, sin prejuicios y sin miedos”.

Ana destaca el papel fundamental que ha jugado su hijo mayor, de nueve años, el hermano de la niña «un ejemplo de madurez, de tolerancia, de activismo y respeto. El único miedo que él tenía es que su hermana cambiara. Ella misma le tranquilizó y le dijo que todo iba a ser igual, que iban a poder seguir jugando a peleas, simplemente que ella se iba a dejar el pelo largo y a tener otro nombre». Un nombre de chica. Por fin.

Su hija no ha sufrido, dice Ana. La aceptación de su familia ha sido fundamental en su proceso. «Ella tiene un ajuste mental y emocional con su cuerpo al 100%. No rechaza sus genitales porque siempre les hemos enseñado que hay muchas niñas con vulva, pero que hay algunas niñas que tiene pene y ella es una de ellas».

Cuando llegue el momento, afrontarán, si es necesario, explica Ana, la necesidad o no de que tenga los tratamientos hormonales bloqueadores de la pubertad u otras cuestiones médicas. Pero ahora eso no toca, porque la pequeña sólo tiene siete años.

Con todo, la familia de Ana, viviendo el caso de su hija, ve clara la necesidad de hacer lo posible por ayudar a otras familias que puedan ver un problema en una situación como la de tener un hijo transexual.

«Los adolescentes en la asociación Chrysallis, cuentan que lo peor que han podido pasar es llevar el peso de creer que van a decepcionar a su propia familia». El poder del asociacionismo y compartir experiencias es fundamental. «Y mi recomendación para las familias es que comprendan que, sin empujarlos a un vacío para el que no estén preparados porque cada caso debe medir sus tiempos, si el tránsito se produce en la infancia será menos probable que en plena adolescencia los menores sientan rechazo o tenga problemas para relacionarse con sus iguales».

Esta pequeña de Quilós, cuya madre prefiere preservar su nombre para evitar convertirla con tan sólo siete años en protagonista de una causa que afecta a muchas más personas, puede convertirse en la primera menor transexual de la provincia de León en cambiar su nombre en el DNI. 
Ya es una niña en su casa, en su colegio, en el parque, en su pueblo, en la tarjeta del bibliobús y en todas las fichas de sus actividades extra escolares.  Pero su madre defiende que «es necesario» que la Ley Estatal de Identidad de Género salga adelante este año y que las personas transexuales puedan tener su identidad reflejada oficialmente en todos sus documentos por ley «y no dependiendo de la buena voluntad de una persona».

Mientras la ley llega, el tirón de orejas es para las administraciones y su falta de información, las trabas en los tratamientos hormonales, unos libros de texto que sólo reflejan dos siluetas, una niña con vulva y un niño con pene, cuando tratan de enseñar a los pequeños a identificar su género. Y un largo etcétera de situaciones que ponen el contrapunto al ímpetu de personas como Ana y su familia que apuestan por la igualdad y el respeto.

La Semana de la Diversidad que se celebró el pasado noviembre en Cacabelos fue uno de los pasos hacia adelante en este aspecto.

El acto del sábado será otro más, en una carrera imparable hacia la normalización de lo que debería ser normal: respetar a cada persona tal y como es.
 

Chrysallis, apoyo a familias con menores transexuales

Hasta hace muy poco tiempo, ni la legislación existente ni las administraciones, contemplaban la realidad de las familias con hijos transexuales.  El desconocimiento de estas situaciones por parte de profesionales de distintos ámbitos era en parte la causa del sufrimiento de los niños y niñas y sus familias. En el empeño de muchas de ellas de que  los menores no vivieran una infancia y juventud sin que su identidad sexual fuera reconocida, nació la asociación  Chrysallis.

Trabajo de investigación, búsqueda de conocimientos, diálogos con personas transexuales adultas , generando  herramientas y protocolos propios de acompañamiento y actuación, estableciendo alianzas entre profesionales de todos los ámbitos y con otros colectivos o movimientos sociales y visibilizándose a través de actos, han conseguido ser la referencia para más de 700 familias que ya están asociadas en España y sobre un centenar en Castilla y León.  Su página web Chrysallis.org.es ofrece toda la información sobre sus proyectos y servicios