El sábado 14 de noviembre
representantes de varias Asociaciones Vecinales de Madrid hicieron una
concentración frente a la sede del Área de Familia, Igualdad y Bienestar del
Ayuntamiento, con el fin de pedir una respuesta urgente a la emergencia
alimentaria que está sufriendo esta ciudad. En dicha concentración el
vecindario ha colocado platos vacíos en el suelo en señal de protesta por la
comida que necesitan muchas familias para poder vivir.
Según
los datos recogidos por el informe AROPE-2020 elaborado por la EAPN-ES que
marca la evolución de la pobreza en España desde 2008 y que colaboran en el
estudio varias ONGs españolas entre las que está Cáritas y Cruz Roja, dicho
informe establece que en el 2019 un total de 11.870.000 personas que supone el
25,3% de la población española estaban en estaban en el umbral de la pobreza y/o en riesgo de exclusión social. Con
el impacto del Covid-19 se suman a esa población un millón de personas más, lo
que agrava considerablemente la situación de España en relación a un colectivo
que parece incrementarse cada vez más.
Esta
crisis como todas las demás, siempre tienen un claro punto de mira, un centro
de la diana, son aquellas familias que llevan arrastrando una situación difícil
para poder salir adelante, no importa si antes se tenía un trabajo o no, si
éste era precario, con sueldos que servían como mucho para poder cubrir las
necesidades básicas.
Pero
el Covid-19 nos ha envuelta en una triple crisis, sanitaria, social y económica, es decir que
lo tiene todo, sin olvidarnos del deterioro del medio ambiente, el hambre, el
situación de las personas refugiadas y las guerras. No estamos para salir a
bailar, estamos para quedarnos en la barra y esperar a que suene nuestra
canción favorita para seguir bebiendo y golpear la puntera de nuestro zapato.
Esta
pandemia nos ha mostrado las desigualdades entre la población, desigualdad que
se manifiesta en la salud, en la falta de ingresos, todo esto obliga a que
muchas personas tengan que vivir de la caridad en los países pobres o de las
ayudas de los gobiernos en los países más desarrollados y que por suerte cuentan
con presupuestos para poder hacer frente a estas situaciones.
Todos
los países han tomado medidas para tratar de minimizar las consecuencias de la
esta crisis, así que han establecido retrasos en el pago de los impuestos,
ayudas a las pequeñas y medianas empresas, prestaciones económicas para
garantizar las necesidades básicas de las familias, etc. empresas. Al final
todos los recursos que se puedan poner no van a poder minimizar el sufrimiento
de muchas familias que llevan décadas manteniendo su equilibrio sobre la cuerda floja.
En
una sociedad robotizada en la que las máquinas y las nuevas tecnologías dirigen
y marcan el paso del tiempo, no ha sabido poner todos esos elementos al
servicio de la personas. Tenemos medios y herramientas para producir alimentos
para toda la comunidad, trabajo repartido para todos y todas, y la posibilidad de
vivir con calidad. Pero el egoísmo y la lucha por la supervivencia, nos está
llevando a que unos pocos construyan la valla lo más alta posible para que las
mayoría se pueda quedar aislada y que sigan viviendo de la miseria.
Samuel N.P.
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