La naturaleza se abre a la sociedad demostrando que es un refugio y un lugar de ocio para todos, sin barreras. Este mes de agosto, los clubes deportivos Diber y Pandetrave han demostrado que nada es imposible si se ponen ganas y empeño en ello, y han realizado con éxito la archiconocida Senda del Oso en Proaza (Asturias), aunque con una peculiaridad, realizando este itinerario personas con discapacidad física.
Los integrantes de Diber han podido realizar la mítica sendaayudados de ‘handbike’ -unas bicicletas adaptadas, popularmente conocidas como bicicletas de brazos-, mientras que por parte de Pandetrave los participantes estuvieron ayudados por un tándem, facilitando así el itinerario a personas invidentes.
La Senda del Osose inicia en el área recreativa de Tuñón, (Santo Adriano), atravesando el concejo de Proaza, para posteriormente para posteriormente bifurcarse en dos valles diferentes, el Valle de Quirós cuyo final es Santa Marina y el Valle de Teverga con final en Entrago. A lo largo del recorrido, esta senda atraviesa varios túneles, puentes y desfiladeros, y por ello los miembros de ambos clubs estuvieron acompañados de algunos familiares, “pues la ruta presentaba alguna dificultad que hacía necesaria la ayuda de todos un poco”, aseguraron desde Pandetrave. El balance final, más que positivo, disfrutando de una jornada al aire libre marcada por la diversión, las risas, las bromas y la convivencia.
Club Deportivo Diber
El Club Deportivo Diber, con sede en Ponferrada, nació en 2011 con el objetivo de generalizar la práctica del deporte y la actividad física para los ciudadanos con discapacidad, e impulsar la formación especializada en actividad física adaptada. Como actividades que se promueven desde este club destaca el tenis de mesa, la natación, el esquí o el boccia -petanca adaptada-.
Club Pandetrave
Pandetrave es una asociación deportiva formada en el año 2009, con sede en Sariegos, que practica deportes de montaña y naturaleza, con la peculiaridad de que el principal propósito del grupo es facilitar la práctica de estos deportes a personas ciegas, con discapacidad visual y con otras discapacidades físicas compatibles con la actividad a realizar. Por ello, tanto los guías como el resto de personas que de forma desinteresada colaboran con el club constituyen un verdadero voluntariado social.
Noticia: La crónica de León, 26 de agosto de 2012
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