Dicen que las teorías son
producto de alguna práctica; a su vez, toda actividad práctica recibe
orientación de alguna teoría. En consecuencia puedo decir que el ser Educador
Social me viene de mi experiencia en grupos y asociaciones, y de la asimilación
de la teoría que algunos y algunas han podido plasmar en el papel.
He esperado algún tiempo a que la Educación Social
tuviese un respaldo académico, un lugar dentro de las diferentes profesiones
que intervienen en el ámbito social. Ahora es una realidad emergente, con
prestigio y con un gran respaldo social.
Me gusta ser Educador Social ya
que puedo intervenir desde dos dimensiones, una la preventiva y otra el
tratamiento. Las segunda es la que se dirige a personas, grupos y colectivos en
situación de riesgo o exclusión social.
Me gusta ser Educador Social ya
que me permite cada mañana innovar y crear.
Me gusta ser Educador Social ya
que puedo compartir con otros profesionales los mismos objetivos y desarrollar
un trabajo en equipo en las diferentes intervenciones.
Me gusta ser Educador Social ya
que descubro mundos diferentes en las personas, no somos clones.
Me gusta ser Educador Social para
no ocultar las desigualdades y las injusticias sociales.
Me gusta ser Educador Social para
poder ayudar a desarrollar la autonomía de las personas y la sociabilidad.
Me gusta ser Educador Social ya
que trabajo desde la educación no formal, lo que me permite tener una visión
cercana de las personas, de las familias, de los colectivos y de la propia
comunidad.
Me gusta ser Educador Social ya
que puedo utilizar los recursos de una manera idónea, potenciándolos y fomentando
su carácter público.
Me gusta ser Educador Social ya
que sé que no me voy hacer rico económicamente, pero voy a llenarme de otras
riquezas.
En realidad me fascina ser
Educador Social, sobre todo por nadar contra la corriente.
Samuel N.P.
No hay comentarios:
Publicar un comentario