Dicen que la calle ablanda los
corazones, en ella nos abrazamos y besamos, espacio de encuentro y relación,
lugar para decir en voz alta aquello que hablamos bajito en los bares.
Después del 15S, Madrid se
quedaba ya un poco lejos, pero guardaba esperanzas de cambio, al final no llegó
y el 14N salimos otra vez a la calle, ahora en mi comarca, con mi gente,
dispuestos otra vez a defender lo que para muchos es indefendible, pero la
única batalla que se pierde es en la que uno se retira.
Hay estaba con la camiseta de la Marea Naranja, un carrito
con los simpson, gorra en la cabeza y preparado para gritar que no estamos de
acuerdo con los recortes, ni menos con los sociales. Y la plaza de la Pizarra de Ponferrada se
llenaba de personas que con pancartas y consignas comenzaban a moverse en
dirección a la Plaza
del Ayuntamiento. Aquello parecía lo que Macaco dice en una de sus canciones
“somos un grupo de gente, todos y todas diferentes, remando al mismo compás”.
Tengo el deber moral y la propia
necesidad de defender el Estado de Bienestar, sin olvidarme de los derechos que
tienen las personas que, por se más vulnerables, más frágiles, no puedan
expresar como yo, su propia indignación, por ellos también estamos aquí.
Los Servicios Sociales no son la
caridad, están basados en Leyes de la Ciudadanía , reconocidos como un Derecho
Constitucional, y que no sólo son prestaciones económicas, también cubren otras necesidades sociales. Por eso no
es el momento de callar, es el momento de hablar y actuar.
Y la Marea Naranja Bierzo fue
creciendo, ya somos más, pocos más, pero sumando, y aceptando las palabras de
Margaret Medad “no dudes jamás de la capacidad de un reducido grupo de personas
conscientes y comprometidas para cambiar al mundo. De hecho siempre ha sido
así”.
Espero contarle a mis hijos y a
las generaciones futuras lo que dice la canción de Ismael Serrano “papá cuenta
otra vez ese cuento tan bonito..”, pero con un final feliz.
Samuel N.P.
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