Podemos
definir a una persona pobre como aquella que le falta lo necesario para vivir o
desarrollarse o tiene muy poco. También pobre puede ser una persona infeliz,
desdichada o triste.
También
hablamos de que sumisas son las personas obedientes, que se dejan dominar por
otras o por unas circunstancias sin resistirse.
El
concepto de personas anuladas se refiere a la imposibilidad de que puedan
desarrollar con normalidad sus actividades
de la vida.
Estamos
en unos momentos de sumisión y anulación, por un lado se trata de imponernos
desde arriba aquello que imposibilite dar oportunidades a las personas más
vulnerables, que en estos momentos considero más del cincuenta por ciento de
los que vivimos en este país. Por otro lado, se intenta anular a esas personas,
impidiendo el acceso al trabajo, evitando que piensen, que aporten propuestas,
que desarrollen sus potencialidades y que sean capaces de resolver sus propios
problemas y necesidades.
La
pobreza surge de esta sumisión y anulación que nos envuelve y que se construye
a partir de unas decisiones tomadas por parte de nuestros gobernantes. Así se
está llegando a una forma de vida que aparece como imposibilidad de acceso o
carencia de los recursos para poder satisfacer las necesidades biológicas y
sociales.
El
poner en marcha recursos y prestaciones, si éstas son sólo ayudas económicas,
los Servicios Sociales se vuelven caritativos y asistenciales, no deja de ser
un arma para anular, hacer sumisas y dependientes a las personas.
Como
Educador Social trabajaré con las personas, grupos, colectivos y la propia
comunidad, en la proximidad, favoreciendo acciones y procesos que permitan un
crecimiento personal positivo, crítico, de autonomía propia, de participación, desarrollando recursos y capacidades para
mejorar la calidad de vida. Mejor enseñar a pescar que dar los peces.
Samuel N.P.
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