Estamos
en Castilla y León, con una Ley de Servicios Sociales aprobada en el año 2010
(Ley 16/2010, de 20 de diciembre), que después de siete año sigue sin definir
los niveles de organización funcional en los Equipo de Acción Social Básica,
diciendo que se contará con el personal técnico y personal administrativo y
auxiliar necesarios para poder desarrollar las funciones y actividades
encomendadas. La ley deja claro en su artículo 30, que la intervención se
desarrollará con carácter multidisciplinar, es decir, que los equipos estarán
formados por profesionales de diversas disciplinas.
La
Educación Social sigue llamando a la puerta de los Servicios Sociales de Base
ya que se le niega la entrada, aunque está muy justificada su presencia para
cubrir un conjunto de demandas y necesidades sociales que sólo los Educadores y
Educadoras Sociales podrán hacerlo con garantías de éxito.
Educadores
y Educadoras Sociales desarrollan una serie de funciones profesionales que
están dentro del campo de su responsabilidad y que se encuentran en relación
directa con las acciones que corresponden a su formación académica, para ello
existe un Grado de Educación Social en la mayor parte de la Universidades
Españolas.
La
Educación Social sigue golpeando la puerta de los Servicios Sociales de Base, y
lo hace ya que es necesario intervenir en los diferentes ámbitos, tanto a nivel
individual, familiar, grupal y comunitario, y hacerlo desde una visión socioeducativa,
y eso no lo pueden hacer otros profesionales.
En
ámbito individual y familiar se
desarrollan una serie de funciones que van desde la detección y prevención de
situaciones riesgo o de exclusión social, hasta llegar a desarrollar una
intervención socioeducativa con finalidades de prevención y reeducación.
En
el ámbito grupal se pueden
desarrollar acciones desde informativas y formativas, dirigidas a grupos que
presentan unas ciertas características y necesidades comunes (minorías étnicas,
inmigrantes, mujeres, adolescentes, jóvenes, etc).
En
el ámbito comunitario se trabaja
recogiendo demandas que provengan de entidades y grupos vecinales, de
colectivos más frágiles, hasta la promoción, diseño, ejecución, seguimiento y
evaluación proyectos.
Entre
un conjunto variado de funciones abrimos la puerta para poder desarrollar un
trabajo en equipo que permita poner en marcha acciones, evaluar las
intervenciones, apoyar, proponer propuestas técnicas, etc, y hacer todo este
trabajo con los demás profesionales que ya están dentro de los Servios Sociales
de Base (Trabajadores/ras Sociales, Psicólogos/as, Auxiliares Administrativos,
etc), a la vez establecer una coordinación con otras entidades tanto públicas
como privadas (Ayuntamientos, Salud, Educación, Asociaciones, ONGs, Empresas,
etc).
Al
final, se tienen muchas razones para dejar entrar a la Educación Social a la
casa de los Servicios Sociales de Base.
Samuel N.P.
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