domingo, 17 de mayo de 2020

La crisis del COVID-19 y las personas con discapacidad


Volvemos a la ida y vuelta del vinilo, cara A y cara B, desde escuchar la voz de Sarah Vaughan, 1955, pasando por Elvis Costello o  The River de Bruce Springsteen, así paso el tiempo necesario para poder escribir este post.
Me viene a la mente el recuerdo de Erik Weihenmayer que se convirtió en la primera persona ciega de la historia en coronar la cima del Monte Everest, también de Mª Teresa Perales, nadadora paraolímpica, ganó 26 medallas, a los 19 años perdió la movilidad desde la cintura hasta los pies a causa de una neuropatía, o el mismo Stevie Wonder, ciego de nacimiento y unos de los mejores músicos y compositores a nivel internacional. Esto son algunos ejemplos de que no hay personas “discapacitadas” ni “minusválidas”, hay personas con discapacidad, bueno que les puede faltar un brazo, una pierna, no oyen, un poquitito más bajo de lo “normal”, yo mismo tengo que usar gafas para poder realizar las actividades diarias, realmente son personas muy válidas y capaces como cualquiera.
En España hay actualmente más de cuatro millones de personas con discapacidad, el 9% de la población total. Lo importante es que este colectivo presenta distintas situaciones de desigualdad y que deben afrontar en el día a día, mucho más que las personas sin discapacidad. Así que muchas de esas desigualdades se ven incrementadas en una situación de crisis como es la del COVID-19, en palabras de .António Guterres, Secretario General de la ONU, ha denunciado esta situación y ha declarado que «debemos garantizar la igualdad de derechos de las personas con discapacidad al acceso a los cuidados sanitarios y a los procedimientos que les salven la vida«. Ha urgido también a los Gobiernos a que las personas con discapacidad estén en el centro de la respuesta al COVID-19 y en los esfuerzos de recuperación.
El Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19 (BOE 14 marzo 2020) modificado por el Real Decreto 465/2020, de 17 de marzo (BOE 18 marzo 2020), ha declarado el estado de alarma y ha establecido una serie de medidas, algunas de las cuales se comentarán a continuación por afectar a las personas con discapacidad y sus familias.
 
Estas instrucciones sirven para aclarar que las personas con discapacidad, que tengan alteraciones conductuales, como por ejemplo personas con diagnóstico de espectro autista y conductas disruptivas, el cual se vea agravado por la situación de confinamiento derivada de la declaración del estado de alarma, puedan realizar los desplazamientos que sean necesarios, siempre y cuando se respeten las medidas necesarias para evitar el contagio. 

Ahora llega el COVID-19 y deja en casa a miles de personas con discapacidad y con unas medidas estricta que llevan a un efecto desolador sobre esas personas y sus familias, que se complica mucho más si se tiene una discapacidad psíquica o intelectual. Pero aún podemos hablar de más desigualdades que no son otras que el no contar la familia con recursos económicos suficientes o con las capacidades adecuadas para poder atender a sus hijos e hijas las veinte cuatro horas. A todo esto habría que añadir los contactos sociales, los grupos de amistades, ya por si no es fácil de establecer en situaciones normales, también lo agrava la crisis, así como el tiempo de ocio y de trabajo Tampoco podemos olvidar que parte de esa población reside en el medio rural donde la brecha social es más amplia.   

Ante esta crisis que llegó sin avisar, al menos sin estar preparados ni concienciados con lo que nos venía, qué hacer con las personas con discapacidad para poder al menos minimizar los riesgos con esta población. Es importante que cuidadoras y cuidadores tenga una buena información tanto de las medidas para prevenir contagios como recursos adaptados a cada situación familiar y a cada persona con discapacidad en particular. El contacto vía telefónica o a través de internet entre la familia, las personas con discapacidad y los profesionales de los centros, en caso de que estuviesen en alguno de ellos, es de suma importancia.  

Los y las profesionales que trabajan con las personas con discapacidad, tanto educadores y  educadoras sociales, trabajadores y trabajadoras sociales, psicólogos y psicólogas, profesorado, cuidadoras y cuidadoras, monitores y monitoras, se tendrán que plantear nuevas estrategias de intervención, adaptándolas a las nuevas situaciones. 

Dicen que esta pandemia nos reforzará en valores y solidaridad, pues las personas con discapacidad esperan de la sociedad y de la comunidad más cercana que todo lo que se construya de manera positiva les pueda influir para poder crecer en un entorno inclusivo real.   

“No tengo complejos de ninguna clase; la vida sigue y yo también. Lo único que quiero es que me miren con dignidad.”
Jazmín Esparza
 
Samuel N.P. 

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