Su testimonio como víctima de violencia machista la popularizó en televisión, pero el trabajo de Marina Marroquí va más allá. Ahora acaba de publicar su libro “Eso no es amor: 30 retos para trabajar la igualdad”
JESÚS ARGUEDAS, Vallecas VA, periódico de Barrio. 2 de enero de 2019.
Marina Marroquí ganó su popularidad cuando protagonizó uno de los episodios de ‘Salvados’ —el famoso programa de La Sexta— en el que contaba su testimonio como víctima de violencia machista. Pero no solo su aparición en televisión la han hecho una de las caras más visibles de la lucha contra la violencia de género; lo ha hecho, sobre todo, su capacidad para mirar de frente, a situaciones dolorosas de su pasado y a cualquiera que se le ponga por delante. Su discurso está contado de una manera valiente, elocuente y con un gran poder divulgativo hace que no puedas parar de escucharla y empatizar con ella. Pues habla en primera persona, sí, pero —lamentablemente— también por muchas otras.
Marina sigue trabajando sin descanso como educadora social, realizando talleres para adolescentes y también para profesionales. Acaba de publicar un libro llamado “Eso no es amor: 30 retos para trabajar la igualdad” dirigido a adolescentes y no tanto. Desde Vallecas VA asistimos a la presentación de su presentación y también propiciamos un encuentro entre Marina Marroquí con su gran ídolo, el cantante vallecano Ismael Serrano, una figura a quien Marina le debe mucho, entre otras cosas, también le debe ese vínculo ideal que tiene con Vallecas.
Nos conocimos en unas jornadas contra la violencia de género que se hicieron en el EMMA, a mí me impresionó. Fue un gran contraste entre el tipo de ponencias más académicas de aquel evento y tu manera de presentarlo y cómo comunicaste tu trabajo. Después de verte vi el programa de ‘Salvados’ y más adelante compré tu libro. Es un gusto poderte entrevistar hoy.
¿Qué relación tienes con Vallecas?
Mi relación con Vallecas es más bien idealizada. Porque mi cantante favorito es Ismael Serrano. Alguien que para mí va más allá de su obra musical. Y es alguien que siempre ha llevado a Vallecas por bandera. Al escucharle desde los 12 años, gran parte de mi conciencia social y mi movimiento interno se ha construido a través de su música.
Qué bien que hayamos podido coincidir un rato con él
Pues sí, ya le conocía de antes. Y haberle conocido es uno de los regalos que la vida me ha dado, con su cercanía… Y tener con él, no una relación de amistad, pero sí una relación cercana. Mira las vueltas que da la vida a veces. Pero sí, es importante por eso, porque gran parte de la conciencia social que tengo y la concepción un poco “de barrio” (de creer que la sociedad sí puede cambiar las cosas desde lo cercano, por ejemplo) posiblemente sea porque he escuchado su música.
Qué bonito es eso, ya se lo habrás contado a él
Sí, él lo sabe, lo sabe. Porque me ha acompañado en los peores momentos de mi vida, que son también de los que hablo en el libro. Hubo un momento concreto en el que no podía parar de pensar y también temer por mi vida. De repente sonó en la radio ‘La extraña pareja’ y mi cerebro se paró. Nunca me ha pasado, tan solo con Ismael Serrano. Era el único entorno de paz, el único oasis en el que yo podía respirar. Para mí ha sido más que un cantante, ha sido un salvavidas. A día de hoy le sigo necesitando cada vez que voy a elaborar un taller o cualquier cosa de trabajo, me da la paz necesaria, a nivel emocional le debo mucho.
En pocas palabras, ¿en qué consiste el trabajo que lleváis a cabo?
Tiene cuatro pilares principales, estos son, por un lado, la detección y la prevención precoz. Para los que trabajo con distintos talleres, con adolescentes, con padres, doy formación también con abogados, policías, con profesores, etc. Por otro lado, la protección primaria de la víctima, es decir, cuando acude una mujer en un momento de emergencia. Luego tenemos nuestro programa de superación personal, que es sobre todo por lo que luchamos; pues una mujer no tiene que sobrevivir a la violencia de género sino que tiene que conseguir volver a vivir sin secuelas, volver a ser feliz y ser una mujer plena. Esta recuperación integral parece, a nivel institucional, una utopía, ni siquiera se contempla como medida. En el centro lo llamamos “la quimio del maltrato”, se suele tardar entre un año y un año y medio, cuesta mucho, pues al final es desmanipular todo lo manipulado, además es muy duro darte cuenta que te has enamorado de un monstruo. Esta parte del trabajo también lo hacemos con niños a través del juego, con los que se intenta reestructurar esos valores dañinos que el niño ha adquirido.
¿Estos materiales que utilizáis lo habéis ido generando vosotros?
La intervención con menores y este programa de recuperación que te comento lo hemos tenido que elaborar, sí, pues no existía antes este tipo de programas; ni este ni el programa de recuperación de tu sexualidad tras el maltrato, que tampoco parece que le importe a nadie. También el programa de familias, ninguna institución lo contempla, sin embargo, es una situación que se sufre en conjunto, yo creo que mis padres lo sufrieron más que yo, por ejemplo. Tú estás con la venda puesta pero tu familia ve los toros desde la barrera; ve la agresividad, dónde va a desembocar… Y no puede hacer nada para que tú lo veas.
¿Cuál consideras que es la raíz de todo este maltrato?
La raíz es claramente el machismo, es la justificación para que todo lo que haga sea completamente impune y justificable. Un maltratador te manipula porque es una versión que existe en la sociedad; no te podría decir, por ejemplo, que tiene celos porque te quiere y que se muere de nervios si no hubiera mil canciones y películas que lo avalasen.
¿Cómo crees que estamos ahora en cuanto a sensibilidad con el tema? En estos últimos meses, teniendo en cuenta también el pasado 8 de marzo…
Yo soy muy optimista pero a la vez el optimismo en la violencia de género es muy peligroso. Soy optimista porque creo que es el principio del fin, creo que la sociedad ha dicho “basta”, sobre todo las mujeres. Hemos dicho que no vamos a seguir consintiendo que el violarnos o maltratarnos siga saliendo gratis en este país y eso es bueno; históricamente creo que es el principio del fin. Pero eso tiene algunos problemas, pues en realidad la sociedad no sabe lo que es la violencia de género, hay muchos mitos que siguen estando presentes, tipo el de que hay muchas violencias falsas. Creo que para un maltratador justificarse en esta sociedad es muy fácil, da igual las condenas por maltrato que tengas, tú dices “es una cabrona, quiere quitarme la custodia, quitarme a los hijos y arruinarme” y ya está, nadie cuestiona esa versión. Al maltratador se le da por inocente y a la víctima por mentirosa.
A la vez es peligroso porque aunque haya una respuesta social tan grande, no está avanzando al mismo ritmo a nivel judicial y policial; no se está dando esa protección, no está estando a la altura. Si se dice “denuncia, denuncia, denuncia” pero luego no hay un respaldo adecuado, ¿de qué sirve? Yo doy formaciones a policías y tienen un ratio de protección a 100 mujeres por cada policía. De todas las denuncias, hay un porcentaje muy muy bajo que obtiene una orden de protección.
Entonces hay necesidad de multiplicar los recursos y… ¿por qué otro lugar habría que actuar?
Lo principal es tener profesionales formados en violencia de género. Esto es un tema que creo que se sigue sin tomar en serio; sin profesionales cualificados… esto no se arregla solo con buena voluntad; con si tiene o no sensibilidad. Es necesaria una formación, existe un estrés postraumático que hay que evaluar. Como profesional no entiendo que cuando se haga la valoración del nivel de riesgo del agresor, las preguntas para evaluarlo se hagan a la mujer, que está manipulada, que el síndrome de la mujer maltratada hace que tenga una disociación y que no está siendo objetiva. Y al agresor no se le hace ninguna entrevista.
Increíble, todo al revés
Sí, es terrible. Me tomaré en serio a este país que quiere luchar contra la violencia de género cuando vea que hay una carrera universitaria que se dedique a trabajar la igualdad y la violencia de género.
Con el tema de los talleres y el trabajo que realizas con los chavales en los institutos, ¿qué destacarías como lo más interesante? ¿Crees que su sensibilidad está cambiando?
Tiene dos vertientes. Yo empiezo con una parte más pesimista que es la parte machista que tienen interiorizada, tanto unas como otros. Es verdad que ahora hay feministas convencidas hasta en los 14 años, que eso antes era impensable. Pero también veo que cuando eso se da, el resto de su clase contraataca, toman un machismo mucho más agresivo para contraatacar, entonces me encuentro me encuentro una situación algo devastadora. Una juventud en las que a ellas se les educa en ‘Cincuenta sombras de Grey’ y ellos empiezan a consumir pornografía muy jóvenes, además es una pornografía más horrible (violaciones, etc) que la que se consumía en generaciones anteriores. Esta es una bomba de relojería que esta sociedad está empezando a pagar con ‘manadas’.
Por otro lado, el taller tiene mucho sentido del humor, de una manera sutil se ridiculiza el machismo que nos rodea, al final ese machismo parece invisible y cuando te lo ponen delante dicen “cómo es de ridículo y ¿cómo será posible que entremos al trapo?” y eso es verdad que es brutal. Creo que los chavales salen cambiados del taller, además yo no quiero dar un taller para chicas, sino también para chicos, para adolescentes, y el ‘clic’ que les ocurre es de lo que más orgullosa me siento. Creo que como generación tienen un potencial brutal, pues tienen muchísimas herramientas, más que antes, pero falta que la educación esté a la altura e imparta esta formación. Cuando terminan los talleres es alucinante ver cómo un chico que ha sido el macho alfa de todo el taller o haciendo chistes cuando salía una teta, y después que este mismo chico se levante diga ‘nos educan para ser lobos, yo no soy tan fuerte ni tan chulo como quiero aparentar’.
Y después de esto, ¿qué pasos se dan con los chavales? ¿Desarrollan algo de lo que han aprendido?
Yo cuando entro a un instituto revoluciono un poco a los chavales. Después los profesores dicen ‘claro, es que ahora tienen más formación que nosotros ¿cómo gestionamos esto?’. Aunque también damos formación a profesores. Pero el año pasado vi a 45.000 chavales.
¿De verdad? ¿En un año? ¿Tú sola?
Sí, corro… no te imaginas cuánto. Sí, directamente yo, en un año. Por todo el país. Ahora mismo la intervención con víctimas la lleva mi equipo, yo trabajo con chavales y profesionales por todo el país. ¿Qué pasa? Que nunca me he ido de un aula sin que una chica que me diga que ella ha sufrido lo que yo sufrí, pero no una sola chica, este país tiene una tasa de detención de un 8%, imagínate la cantidad de casos. Así que mi Instagram y otros canales sirven para que después, si yo hago un taller de tres horas, me tiro dos horas más para que me cuenten cualquier cosa que deseen, y después puedo tirarme diez horas más atendiendo mensajes privados, pero esto se queda corto. Yo soy tres horas en sus vidas, esto tiene que respaldarse con asignaturas y profesores.
Pero hay que dar continuidad a esto
Precisamente mi libro es por la impotencia que yo siento, pues me quedan muchas cosas por trabajar; yo estoy tres horas pero me falta tiempo. Esto tiene que ser una asignatura y tiene que ser transversal, no vale con que se trate solo en la asignatura y después el profesor diga “María, baja a por los folios”. Yo también he creado una vía didáctica, pues soy educadora social y he creado esta vía didáctica para que los profesores lo cojan y lo trabajen.
Pero hay que dar continuidad a esto
Precisamente mi libro es por la impotencia que yo siento, pues me quedan muchas cosas por trabajar; yo estoy tres horas pero me falta tiempo. Esto tiene que ser una asignatura y tiene que ser transversal, no vale con que se trate solo en la asignatura y después el profesor diga “María, baja a por los folios”. Yo también he creado una vía didáctica, pues soy educadora social y he creado esta vía didáctica para que los profesores lo cojan y lo trabajen.
¿Se está avanzando entonces en este sentido? ¿hace falta más apoyo?
Son necesarias políticas públicas. Hay muchos institutos que utilizan mi libro pero hacen falta muchísimos más.
¿Sabes si en Vallecas se está trabajando o darás un taller por aquí?
Yo funciono bajo demanda, así que si alguien me dice que venga, yo encantada.
Así que si algún colegio o colectivo de Vallecas te solicita tú lo intentas
Sí, buscamos agenda, porque de aquí a dos meses lo tengo ocupado. Pero mi recomendación es hacerlo en grupos grandes, en teatros, etc. Suelo abarcar de 3º de la ESO a 2º de bachillerato.
«Convertir esa vulnerabilidad y proceso doloroso en algo positivo es un acto de heroicidad y rebeldía»
Vallecas VA ha tenido la oportunidad de unir a Marina Marroquí con Ismael Serrano, un cantautor vallecano al que admira. Después de la entrevista a Marina Marroquí; también aprovechamos para preguntarle a él cómo percibe el trabajo de esta luchadora.
Parece que la admiración es mutua… ¿Por qué te parece valioso el trabajo de Marina Marroquí?
Ismael Serrano: Me parece un trabajo indispensable y urgente. Sobre todo el trabajo que hace con los cuerpos de seguridad y todo tipo de profesionales que van a tratar después con víctimas. Creo que educarles y generar esa empatía hacia las víctimas es algo indispensable porque le da sentido a todo ese trabajo. Legislar y trabajar con una víctima sin llegar a entenderla es inviable, le quita eficacia.
Y por otro lado, me parece importante para los hombres, que siendo hijos de un modelo patriarcal tenemos un déficit en ese sentido, no tenemos esa sensibilidad. Y no solo carecemos de sensibilidad, también tenemos pocos conocimientos. Quizás esto haya cambiado en las nuevas generaciones, porque es cierto que están cambiando en este tema. Pero los adultos hemos crecido con ese déficit. Por eso es tan importante también el trabajo que está haciendo con adolescentes para que esto vaya cambiando.
¿Qué podrías decir de ella?
Ismael Serrano: Pues ha sido un gran descubrimiento no solo como profesional, también como persona, para mí y para mi familia, nosotros hablamos mucho de ella. Como ella apuntaba, es verdad que no tenemos una relación de amistad como tal, pero sí muy cercana y nos acordamos mucho de ella, también tiene muy buena relación con Jimena, mi mujer, así que hablamos de ella a menudo.
Además, como músico, creo que la poesía de la música consiste en encontrar esa poesía que habita en lo cotidiano y no somos capaces de ver, algo así decía Pessoa: “en lo cotidiano el misterio de lo desconocido”. A mí algo que siempre me ha gustado de los grandes cantautores es la capacidad para encontrar esa heroicidad en las batallas domésticas, de la que no siempre somos conscientes. Y en ese sentido Marina es paradigmática, le otorga una cierta épica a nuestras batallas domésticas. En su caso, su batalla tiene tintes trágicos, pues su vida ha peligrado. El convertir esa vulnerabilidad y ese proceso en un valor positivo que le aporta un sentido a su vida y a las de las demás me parece que es un acto de heroicidad y eso es algo que uno busca cuando compone canciones. También la esperanza. Siempre se buscan estas pequeñas historias que tienen algo de esperanza. Por eso tuvo tanto éxito en su paso por el programa de Ébole, pues encontrábamos en ella a alguien conocido y muy cercano que podía ser tu hermana, tu novia, tu prima… Alguien que había utilizado esa mala experiencia para hacerse más fuerte, le dio un uso positivo. Esto es un acto de rebeldía y heroicidad que hizo que todo el mundo conectara con ella; también Jimena y yo cuando la conocimos.
Parece que la admiración es mutua… ¿Por qué te parece valioso el trabajo de Marina Marroquí?
Ismael Serrano: Me parece un trabajo indispensable y urgente. Sobre todo el trabajo que hace con los cuerpos de seguridad y todo tipo de profesionales que van a tratar después con víctimas. Creo que educarles y generar esa empatía hacia las víctimas es algo indispensable porque le da sentido a todo ese trabajo. Legislar y trabajar con una víctima sin llegar a entenderla es inviable, le quita eficacia.
Y por otro lado, me parece importante para los hombres, que siendo hijos de un modelo patriarcal tenemos un déficit en ese sentido, no tenemos esa sensibilidad. Y no solo carecemos de sensibilidad, también tenemos pocos conocimientos. Quizás esto haya cambiado en las nuevas generaciones, porque es cierto que están cambiando en este tema. Pero los adultos hemos crecido con ese déficit. Por eso es tan importante también el trabajo que está haciendo con adolescentes para que esto vaya cambiando.
¿Qué podrías decir de ella?
Ismael Serrano: Pues ha sido un gran descubrimiento no solo como profesional, también como persona, para mí y para mi familia, nosotros hablamos mucho de ella. Como ella apuntaba, es verdad que no tenemos una relación de amistad como tal, pero sí muy cercana y nos acordamos mucho de ella, también tiene muy buena relación con Jimena, mi mujer, así que hablamos de ella a menudo.
Además, como músico, creo que la poesía de la música consiste en encontrar esa poesía que habita en lo cotidiano y no somos capaces de ver, algo así decía Pessoa: “en lo cotidiano el misterio de lo desconocido”. A mí algo que siempre me ha gustado de los grandes cantautores es la capacidad para encontrar esa heroicidad en las batallas domésticas, de la que no siempre somos conscientes. Y en ese sentido Marina es paradigmática, le otorga una cierta épica a nuestras batallas domésticas. En su caso, su batalla tiene tintes trágicos, pues su vida ha peligrado. El convertir esa vulnerabilidad y ese proceso en un valor positivo que le aporta un sentido a su vida y a las de las demás me parece que es un acto de heroicidad y eso es algo que uno busca cuando compone canciones. También la esperanza. Siempre se buscan estas pequeñas historias que tienen algo de esperanza. Por eso tuvo tanto éxito en su paso por el programa de Ébole, pues encontrábamos en ella a alguien conocido y muy cercano que podía ser tu hermana, tu novia, tu prima… Alguien que había utilizado esa mala experiencia para hacerse más fuerte, le dio un uso positivo. Esto es un acto de rebeldía y heroicidad que hizo que todo el mundo conectara con ella; también Jimena y yo cuando la conocimos.
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