La Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo es una organización de derechos humanos argentina que tiene como finalidad localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños y niñas secuestrados y desaparecidos por la última dictadura militar Argentina (1976-1983). Está presidida por Estela Barnes de Carlotto y tiene su sede central en Buenos Aires.
El golpe de estado del 24 de marzo de 1976 estableció un régimen terrorista que tuvo como eje la desaparición forzada de las personas opositoras a dicho régimen. y la imposición de un sentimiento generalizado de miedo destinado a paralizar cualquier reclamo; el sólo hecho de preguntar por el paradero de un familiar detenido-desaparecido era riesgoso y podía resultar a su vez en la detención-desaparición propia. En ese momento la situación de indefensión e impotencia de los familiares de las personas desaparecidas era extrema, ya que ninguna democracia del mundo, ni la Iglesia Católica, de gran influencia en el país, o las organizaciones internacionales humanitarias, estaba dispuesta a condenar al régimen militar y, por el contrario, en algunos casos cooperaban con la represión ileal.
En esas condiciones un grupo de madres, padres y familiares de personas desaparecidas iniciaron un movimiento de resistencia no violenta., la propuesta surgió de Azucena Villaflor, desaparecida y asesinada.
El 30 de abril de 1977 comenzaron a marchar cada jueves alrededor de la Pirámide de Mayo en la plaza del mismo nombre, situada frente a la Casa de Gobierno. Inicialmente se reconocían entre sí llevando un pequeño clavo; luego las mujeres decidieron cubrirse el cabello con un pañal de tela blanco. El grupo recibió rápidamente el nombre de Madres de la Plaza de Mayo, por su sola presencia comenzó a ejercer presión nacional e internacional sobre el destino de las personas que desaparecían en la Argentina.
Las Abuelas de la Plaza de Mayo llevan 33 años buscando a sus familiares. La dictadura Argentina dejó más de 30.000 personas desaparecidas. Esta asociación trabaja incesantemente en la búsqueda de sus nietos, nietas, hijos e hijas.
El cantautor Ismael Serrano dedicó una de sus canciones más conocidas a estas abuelas y madres, y en una parte de la letra dice: “manda una ola para que se lleven a los traidores que sembraron tanta muerte”.
Bien por el Ayuntamiento de León al dedicar una calle a estas mujeres que piensan que la esperanza es lo último que se pierde y que sólo se pierden las batallas si uno se retira.
El golpe de estado del 24 de marzo de 1976 estableció un régimen terrorista que tuvo como eje la desaparición forzada de las personas opositoras a dicho régimen. y la imposición de un sentimiento generalizado de miedo destinado a paralizar cualquier reclamo; el sólo hecho de preguntar por el paradero de un familiar detenido-desaparecido era riesgoso y podía resultar a su vez en la detención-desaparición propia. En ese momento la situación de indefensión e impotencia de los familiares de las personas desaparecidas era extrema, ya que ninguna democracia del mundo, ni la Iglesia Católica, de gran influencia en el país, o las organizaciones internacionales humanitarias, estaba dispuesta a condenar al régimen militar y, por el contrario, en algunos casos cooperaban con la represión ileal.
En esas condiciones un grupo de madres, padres y familiares de personas desaparecidas iniciaron un movimiento de resistencia no violenta., la propuesta surgió de Azucena Villaflor, desaparecida y asesinada.
El 30 de abril de 1977 comenzaron a marchar cada jueves alrededor de la Pirámide de Mayo en la plaza del mismo nombre, situada frente a la Casa de Gobierno. Inicialmente se reconocían entre sí llevando un pequeño clavo; luego las mujeres decidieron cubrirse el cabello con un pañal de tela blanco. El grupo recibió rápidamente el nombre de Madres de la Plaza de Mayo, por su sola presencia comenzó a ejercer presión nacional e internacional sobre el destino de las personas que desaparecían en la Argentina.
Las Abuelas de la Plaza de Mayo llevan 33 años buscando a sus familiares. La dictadura Argentina dejó más de 30.000 personas desaparecidas. Esta asociación trabaja incesantemente en la búsqueda de sus nietos, nietas, hijos e hijas.
El cantautor Ismael Serrano dedicó una de sus canciones más conocidas a estas abuelas y madres, y en una parte de la letra dice: “manda una ola para que se lleven a los traidores que sembraron tanta muerte”.
Bien por el Ayuntamiento de León al dedicar una calle a estas mujeres que piensan que la esperanza es lo último que se pierde y que sólo se pierden las batallas si uno se retira.
La presencia de la presidente Estela en León, que pueda servir para conocer y refrescarnos la memoria de lo que son y han sido las dictaduras.
Samuel N.P.
Samuel N.P.
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