El viernes, 23 de septiembre, y dentro de las actividades que organizaba la asociación AFA Bierzo, asociación de familiares de enfermos de alzheimer y otras demencias de la Comarca del Bierzo (León), estaba la proyección de la película documental “bicicleta, cuchara, manzana” en la casa de la cultura de Cacabelos.
La verdad es que he tenido varias oportunidades de ver este documental con anterioridad, comprarlo, ya que está a la venta, incluso unos días antes lo pasaron en TV2. Pero no, espere a que lo proyectaran dentro de la semana del Día Mundial contra el Alzheimer, y poder analizarlo con otras personas, muchas de ellas familiares, cuidadoras y cuidadores de personas con este tipo de demencia.
El documental está basado en un recorrido por la vida de Pascual Maragall, desde el año 2007. Dos años desde que se le diagnostica Alzheimer, el golpe inicial, y como él y su familia se enfrentan a un cambio total en sus vidas.
El documental, largo, de dos horas, no tiene desperdicio ninguno, no voy a entrar si técnicamente en bueno, lo doy por supuesto, ya que ha sido ganadora de un Goya en este año. Lo que puedo decir es que impresiona, pero también nos hace sonreír y pensar con optimismo.
Es verdad que Pascual Maragall aparece como un paciente excepcional y dispuesto a que las personas dedicadas a la investigación, encuentren en algún momento la curación a esta enfermedad que parece invisible, para ello ha sido el promotor de una fundación que lleva su nombre.
En el documental se superponen los trabajos con este tipo de enfermos en diversos países, de los cuales me ha llamado la atención el que desempeña una doctora en la India, bajando a los barrios pobres de las ciudades, y hablando en la calle, explicándoles la enfermedad.
No importa si Maragall fue alcalde de Barcelona, impulsor de una ciudad moderna a través de una apertura a todo el mundo por medio de los Juegos Olímpicos en 1992, tampoco tengo en cuenta el que ha sido un político con una gran trayectoria. La película muestra a un Maragall inteligente, sincero y con buena dosis de humor, capaz de afrontar la enfermedad con una visión de conseguir en un futuro ganar la carrera al Alzheimer, pero sin descuidar de vivir el presente plenamente con sus nuevas limitaciones.
Recomiendo ver el documental, sacarle todo el jugo posible, poder luego comentarlo con familiares, con personas enfermas y con profesionales que se dediquen al campo de lo social.
La verdad es que he tenido varias oportunidades de ver este documental con anterioridad, comprarlo, ya que está a la venta, incluso unos días antes lo pasaron en TV2. Pero no, espere a que lo proyectaran dentro de la semana del Día Mundial contra el Alzheimer, y poder analizarlo con otras personas, muchas de ellas familiares, cuidadoras y cuidadores de personas con este tipo de demencia.
El documental está basado en un recorrido por la vida de Pascual Maragall, desde el año 2007. Dos años desde que se le diagnostica Alzheimer, el golpe inicial, y como él y su familia se enfrentan a un cambio total en sus vidas.
El documental, largo, de dos horas, no tiene desperdicio ninguno, no voy a entrar si técnicamente en bueno, lo doy por supuesto, ya que ha sido ganadora de un Goya en este año. Lo que puedo decir es que impresiona, pero también nos hace sonreír y pensar con optimismo.
Es verdad que Pascual Maragall aparece como un paciente excepcional y dispuesto a que las personas dedicadas a la investigación, encuentren en algún momento la curación a esta enfermedad que parece invisible, para ello ha sido el promotor de una fundación que lleva su nombre.
En el documental se superponen los trabajos con este tipo de enfermos en diversos países, de los cuales me ha llamado la atención el que desempeña una doctora en la India, bajando a los barrios pobres de las ciudades, y hablando en la calle, explicándoles la enfermedad.
No importa si Maragall fue alcalde de Barcelona, impulsor de una ciudad moderna a través de una apertura a todo el mundo por medio de los Juegos Olímpicos en 1992, tampoco tengo en cuenta el que ha sido un político con una gran trayectoria. La película muestra a un Maragall inteligente, sincero y con buena dosis de humor, capaz de afrontar la enfermedad con una visión de conseguir en un futuro ganar la carrera al Alzheimer, pero sin descuidar de vivir el presente plenamente con sus nuevas limitaciones.
Recomiendo ver el documental, sacarle todo el jugo posible, poder luego comentarlo con familiares, con personas enfermas y con profesionales que se dediquen al campo de lo social.
Samuel N.P.
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