martes, 5 de julio de 2016

La evaluación participativa desde la Educación Social



Sobre el concepto de evaluación, se puede decir que significa recoger y analizar sistemáticamente una información que nos permita determinar el valor y/o mérito de los que se hace.

Entonces por qué debemos evaluar, sobre todos por  dos razones:

-         Es una manera de retroalimentarnos en el proceso de evaluar las intervenciones, un modo de mejorar y progresar.

-         Es una responsabilidad social y política, especialmente si las actividades realizadas han necesitado de dinero público o de procedente de entidades sin dinero lucrativos.

La evaluación mide el grado de idoneidad, eficacia y eficiencia de una actividad, proyecto o programa.

Aunque hasta no hace poco se decía que el perfil de las personas que evalúan deberían ser profesionales altamente cualificados, no es así en la realidad, pero es verdad que todo profesional que dirija un proceso evaluativo debería tener unos conocimientos básicos tanto teóricos como técnicos, así como un dominio de los diversos instrumentos y herramientas para evaluar.

Desde la Educación Social damos un paso más y hablamos de “evaluación participativa”, como aquella que escucha a todas las partes, con especial protagonismo a la comunidad, y que tiende a mejorar la objetividad. Este tipo de evaluación participativa también garantiza que las conclusiones tengan un impacto más visible y transparente del proceso.

Cómo podemos desarrollar un tipo de evaluación participativa:

Voy a describir un proceso de evaluación participativa desarrollado en una entidad de voluntariado del medio rural, con 17 personas que participaron en una actividad en concreto y cuya ejecución ha durado un día. 

Si eres profesional de la Educación Social y vas a dirigir la evaluación participativa debes diseñar los objetivos que se pretenden, el tiempo necesario, con que personas contamos, lugar, material que necesitamos, las herramientas a utilizar, el día, funciones de las personas en la evaluación, qué es lo que queremos evaluar, etc, es decir planificamos todo el proceso.

Como en este caso las personas que han participado en la evaluación no han estado en el diseño, fase que se les debe incluir, es necesario explicarles en la sesión evaluativa los métodos para recopilar y analizar la información. Para hacer este paso más atractivo se elaboró una presentación en powertpoint, por lo que consiguió una mayor atención.

Se han evaluado de la actividad la planificación, la organización, los objetivos, la sostenibilidad, la participación y el impacto en la comunidad. Para ello se utilizaron preguntas cuestionarios en los que las preguntas recontestaban sobre una escala de valoración de 0 a 5. Para el final se dejó lo que llamamos mejoras de la actividad para una posterior organización, para ello utilizamos la técnica de “tormenta de ideas”.

Ahora toca recoger toda la información y validar los resultados, para luego redactar el informe final, éste último también se podría hacer contando con las personas participantes, consideramos que produciría cansancio con tantas reuniones y no se hizo, aunque sería lo ideal. Dicho informe se entregó a la dirección de la asociación que lo comentará en la próxima reunión.

Con este tipo de evaluación participativa conseguimos establecer un proceso de aprendizaje entre las personas participantes, todos y todas se enriquecen, se da seguridad e independencia al grupo, permite la comunicación y el debate, nadie se siente discriminado de no contar con él o con ella, es útil en cuanto se aportan conocimientos, no se manipulan los resultados y se mejoran las actuaciones futuras.
Samuel N.P.

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