El 8 de marzo no está en crisis, aunque las mujeres paguen la crisis con más paro, más precariedad y menos salario. Se ha avanzado mucho y hay que celebrarlo, pero no pararse en las palabras grandilocuentes, ni en los espejismos. El cuidado de las personas dependientes, ya sea en residencias, en ayuda a domicilio, centros de día o en los hogares sigue siendo un reservorio femenino que en muchos casos sirve de colchón familiar y empresarial para paliar la crisis del ladrillo.
En León se trufó la fecha reivindicativa con los Lunes sin Sol y no se sabía bien si era 8 de marzo o 25 de noviembre. Hubo discursos y pancartas recordando que el postmachismo «aparece cuando se cree que la igualdad ya está conseguida», esperanzadores rostros de niñas enarbolando sus derechos y sus sonrisas... Cada una llevó su luz.
Pero hubo unas palabras imprevistas, que no improvisadas, que lo dijeron todo y cortaron el frío. Dueñas de nosotras mismas, de Keka, Elena Fernández, pianista del Combo Toro. En un escueto mensaje recordó que en la era digital no debemos olvidar nuestra herencia, toda una «genealogía» de «intentos, silencios, voces, cuidados, soluciones...», de mujeres diversas, incluso opuestas y marginadas, «rebeldes y sensatas», «las que aceptaron y las que supieron decir no».
Desde la individualidad reivindicó brillo para la historia de las mujeres y nos invitó a continuar el camino, eso sí, «dueñas de nosotras mismas». Un reto personal y colectivo en un tiempo en que la economía no está al servicio de las necesidades de las personas, hombres y mujeres. En un tiempo en que quienes provocan las crisis se nutren de las ayudas del sistema, mientras en los bancos se acumulan las solicitudes de préstamos ICO para apuntalar pequeños negocios de grandes personas. Y en el paro se alarga la cola.
Artículo de Ana Gaitero, Diario de León, 14 de marzo de 2010
En León se trufó la fecha reivindicativa con los Lunes sin Sol y no se sabía bien si era 8 de marzo o 25 de noviembre. Hubo discursos y pancartas recordando que el postmachismo «aparece cuando se cree que la igualdad ya está conseguida», esperanzadores rostros de niñas enarbolando sus derechos y sus sonrisas... Cada una llevó su luz.
Pero hubo unas palabras imprevistas, que no improvisadas, que lo dijeron todo y cortaron el frío. Dueñas de nosotras mismas, de Keka, Elena Fernández, pianista del Combo Toro. En un escueto mensaje recordó que en la era digital no debemos olvidar nuestra herencia, toda una «genealogía» de «intentos, silencios, voces, cuidados, soluciones...», de mujeres diversas, incluso opuestas y marginadas, «rebeldes y sensatas», «las que aceptaron y las que supieron decir no».
Desde la individualidad reivindicó brillo para la historia de las mujeres y nos invitó a continuar el camino, eso sí, «dueñas de nosotras mismas». Un reto personal y colectivo en un tiempo en que la economía no está al servicio de las necesidades de las personas, hombres y mujeres. En un tiempo en que quienes provocan las crisis se nutren de las ayudas del sistema, mientras en los bancos se acumulan las solicitudes de préstamos ICO para apuntalar pequeños negocios de grandes personas. Y en el paro se alarga la cola.
Artículo de Ana Gaitero, Diario de León, 14 de marzo de 2010
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