"Mear fuera del tiesto", esto es lo que ha hecho el presidente de la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal española y obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Plá, cuando en sus declaraciones vinculó la violencia de género a la perdida de lo que se llama familia tradicional. Juan Antonio Reig Plá afirma que la violencia de género se da en las parejas que están en proceso de separación y divorcio, y que los matrimonios canónicamente constituidos tienes menos riesgo de sufrir violencia de género, y son más propensos aquellos que viven como parejas de hecho o personas que viven inestablemente.
Claro que el obispo de Alcalá de Henares ha “meado fuera del tiesto”, que tiene que ver la violencia de género con estar casado o casada de una manera u otra, vivir en pareja, o formar una familia de las mil formas existentes. No será que los matrimonios por la iglesia católica que emplea la frase “hasta que la muerte os separe”, se lleva hasta las máximas consecuencias y se aguanta lo inaguantable por parte de las mujeres.
Lo que no sabe el señor obispo es que la violencia es el arma por excelencia del patriarcado. Que la violencia ejercida contra las mujeres por el mero hecho de serlo, es una violencia ejercida para controlar, es un signo de puro machismo. Recordar que la violencia que sufren las mujeres, tiene sus raíces en la discriminación histórica y la ausencia de derechos que éstas han sufrido y continúan sufriendo en todos los lugares del mundo, incluido en la propia Iglesia Católica.
Claro que el obispo de Alcalá de Henares ha “meado fuera del tiesto”, que tiene que ver la violencia de género con estar casado o casada de una manera u otra, vivir en pareja, o formar una familia de las mil formas existentes. No será que los matrimonios por la iglesia católica que emplea la frase “hasta que la muerte os separe”, se lleva hasta las máximas consecuencias y se aguanta lo inaguantable por parte de las mujeres.
Lo que no sabe el señor obispo es que la violencia es el arma por excelencia del patriarcado. Que la violencia ejercida contra las mujeres por el mero hecho de serlo, es una violencia ejercida para controlar, es un signo de puro machismo. Recordar que la violencia que sufren las mujeres, tiene sus raíces en la discriminación histórica y la ausencia de derechos que éstas han sufrido y continúan sufriendo en todos los lugares del mundo, incluido en la propia Iglesia Católica.
Samuel N.P
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