El gran director Luís García Berlanga, realiza en el año 1961 la película “Plácido”, una de la principales comedias del cine y una de las grandes obras de la filmografía española. En esta película, Berlanga, a través de un humor negro y esperpéntico, utiliza en “Plácido” divertidas situaciones navideñas para satirizar el hipócrita slogan de la época “ponga un pobre en su mesa”.
Pero la situación que expone Berlanga en esta película no ha quedado sola en el tiempo, parece que cada Navidad se repite.
El viernes 17 de diciembre, ya entrados en el ambiente navideño, la ONG “Caritas”, publica los resultados de un estudio sobre la pobreza en León. En ella se habla de 60.000 personas que viven con ingresos menores de 417€ al mes, y un 40,5% de los hogares encuestados, es decir unos 72.000 están en lo que se llama “pobrezas severa”, y no es para menos, ya que no se puede sacar adelante una familias con estos ingresos. A estos datos de “Caritas” hay que añadir las conclusiones sobre que el riesgo de pobreza tiene género, sobre todo en mujeres del medio rural. Trece de cada cien mujeres de la provincia de León se encuentran en el umbral de la pobreza, frente al 10% de hombres.
Seguimos con noticias, y a los pocos días el Ayuntamiento de Ponferrada anuncia que aprobará en su presupuesto 200.000 euros para las personas pobres de su municipio.
Los informativos de Tele5, anuncian que el Papa cenará el día 25 de diciembre con pobres y tendrá con ellos una reunión.
En estos días muchas personas famosas organizan diversos eventos a favor de las personas pobres, así podemos ver partidos de fútbol “los amigos de Iker contra los amigos de Figo”, “Nadal contra Federer”, etc, actos que me parecen bien, ya que pueden sensibilizar y concienciar a la población sobre la situación mundial actual. Lo que no encuentro relación es que después de actos solidarios, nos muestren a los famosos y famosas en grandes fiestas de lujo, comiendo, bebiendo, y muchas veces olvidándose de que ellos y ellas son también una referencia a imitar.
Y yo que pensaba que la palabra “pobre” ya no estaba en el diccionario, que la prosperidad de esta última época había aniquilado a este colectivo, y que el Estado de Bienestar nos incluía a todos y a todas por igual. Que todo lo relacionado con la pobreza se situaba en el pasado, aparcado en las estanterías de las bibliotecas, y que la caridad ya no estaba en la lista de la compra.
Ya veo que de nada o de poco ha servido este 2010 “año europeo contra la pobreza y la exclusión social”, o al menos poco se ha visto, si quitamos varios anuncios televisivos, por cierto muy buenos técnicamente, miles de carteles y dípticos, también muy creativos, y algún acto de buena fé.
No será mejor dejar la palabra “pobre” para la historia, y comenzar hablar de familias con pocos recursos, en situaciones difíciles, que necesitan apoyo, con las que hay que hacer una planificación a corto, medio y largo plazo, con las que hay que volcarse, y darles todos los medios y recursos, potenciar sus capacidades, primero para que pueden tener lo básico para vivir, evitando cualquier situación de exclusión social a la que pueden estar sometidas, con el fin de poder convivir con toda la normalidad en nuestra propia comunidad.
Todo esto está bien, pero si se habla de “pobres” es que hay “ricos”, y eso no se publica en ningún estudio, al menos en estas fechas.
Samuel N.P.
Pero la situación que expone Berlanga en esta película no ha quedado sola en el tiempo, parece que cada Navidad se repite.
El viernes 17 de diciembre, ya entrados en el ambiente navideño, la ONG “Caritas”, publica los resultados de un estudio sobre la pobreza en León. En ella se habla de 60.000 personas que viven con ingresos menores de 417€ al mes, y un 40,5% de los hogares encuestados, es decir unos 72.000 están en lo que se llama “pobrezas severa”, y no es para menos, ya que no se puede sacar adelante una familias con estos ingresos. A estos datos de “Caritas” hay que añadir las conclusiones sobre que el riesgo de pobreza tiene género, sobre todo en mujeres del medio rural. Trece de cada cien mujeres de la provincia de León se encuentran en el umbral de la pobreza, frente al 10% de hombres.
Seguimos con noticias, y a los pocos días el Ayuntamiento de Ponferrada anuncia que aprobará en su presupuesto 200.000 euros para las personas pobres de su municipio.
Los informativos de Tele5, anuncian que el Papa cenará el día 25 de diciembre con pobres y tendrá con ellos una reunión.
En estos días muchas personas famosas organizan diversos eventos a favor de las personas pobres, así podemos ver partidos de fútbol “los amigos de Iker contra los amigos de Figo”, “Nadal contra Federer”, etc, actos que me parecen bien, ya que pueden sensibilizar y concienciar a la población sobre la situación mundial actual. Lo que no encuentro relación es que después de actos solidarios, nos muestren a los famosos y famosas en grandes fiestas de lujo, comiendo, bebiendo, y muchas veces olvidándose de que ellos y ellas son también una referencia a imitar.
Y yo que pensaba que la palabra “pobre” ya no estaba en el diccionario, que la prosperidad de esta última época había aniquilado a este colectivo, y que el Estado de Bienestar nos incluía a todos y a todas por igual. Que todo lo relacionado con la pobreza se situaba en el pasado, aparcado en las estanterías de las bibliotecas, y que la caridad ya no estaba en la lista de la compra.
Ya veo que de nada o de poco ha servido este 2010 “año europeo contra la pobreza y la exclusión social”, o al menos poco se ha visto, si quitamos varios anuncios televisivos, por cierto muy buenos técnicamente, miles de carteles y dípticos, también muy creativos, y algún acto de buena fé.
No será mejor dejar la palabra “pobre” para la historia, y comenzar hablar de familias con pocos recursos, en situaciones difíciles, que necesitan apoyo, con las que hay que hacer una planificación a corto, medio y largo plazo, con las que hay que volcarse, y darles todos los medios y recursos, potenciar sus capacidades, primero para que pueden tener lo básico para vivir, evitando cualquier situación de exclusión social a la que pueden estar sometidas, con el fin de poder convivir con toda la normalidad en nuestra propia comunidad.
Todo esto está bien, pero si se habla de “pobres” es que hay “ricos”, y eso no se publica en ningún estudio, al menos en estas fechas.
Samuel N.P.
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