“Te doy mis ojos” es el
título de una película dirigida por Icíar Bollaín, interpretada por Laila
Marull y Luis Tosar, fue premio Goya a la mejor película en el 2003. La
historia ocurre en Toledo, narra la violencia machista y las desigualdades
existentes entre mujeres y hombres.
Tenía que escribir un
post sobre la violencia de género en momentos de esta crisis por el coronavirus
que nos está llevando a estar confinados en un Estado de Alarma. El post lo
empecé más pronto que después, en cuanto conocí la historia de Malak al
Zubaidi. Malak era una chica de veinte años que ya no le fue suficiente con sufrir
la devastación de la guerra y el hambre en Irak, también el machismo agravado
por el confinamiento le llevó a morir quemada por su propio marido. Pero a
diferencia del silencio en muchos países del mundo por estos asesinatos, su
hermana denunció su muerte a través de las redes sociales y dijo que “al menos
que se sepa la verdad de la muerte de mi hermana, espero que alguien haga algo,
que lo haga ya, pues la próxima víctima está delante de vuestros ojos”.
La realidad es que por
culpa del coronavirus muchas mujeres se ven rodeadas de una doble pandemia, el
propio virus y sus maltratadores con los que tienen que vivir y compartir el
día a día, no hay distancia social, ésa misma ya no existe, despareció en el
momento en que los dos deben estar en casa juntos las veinticuatro horas.
La realidad es que todo
ha llegado muy deprisa, sin tiempo para prevenir, ni siquiera ser capaza de
improvisar, las mujeres se han quedado sin posibilidad de respuesta, lo mismo
que las instituciones que las deben proteger.
El miércoles 21
de abril de 2020, el BOE publica el Real Decreto-ley 12/2020, de 31 de marzo, de
medidas urgentes en materia de protección y asistencia a las víctimas de
violencia de género. Son medidas as
medidas adoptadas a raíz del impacto económico y social originado por el
COVID-19 y que esta situación están provocando un
especial impacto en determinados colectivos de personas especialmente
vulnerables que deben ser objeto de protección por parte del Gobierno,
entre ellas las mujeres víctimas de violencia
de género y sus hijos e hijas. Se establece en el Decreto la necesidad de poner
en marcha medidas imprescindibles para atender la
necesidad de protección, asistencia y atención de las víctimas de la violencia
de género en una situación de excepcionalidad y en la que la convivencia con el
agresor supone un riesgo cierto a su integridad física y moral.
La realidad es que las llamadas el
servicio de asistencia para mujeres víctimas de violencia de género, han
aumentado un 30,7% durante el Estado de Alarma decretado por la pandemia del coronavirus,
respecto al mismo periodo del año pasado. También las consultas online a este
servicio se han incrementado en este tiempo, ya que se han registrado cinco
veces más que en 2019.
Ante esta situación, muchas mujeres y sus hijos e hijas, no viven un
confinamiento en su hogar, no existe el espacio de compartir en igualdad, viven
un verdadero aislamiento social, llegando a la sumisión de ellas ante el
agresor para poder protegerse al menos del daño físico.
El Gobierno establece en esta pandemia que el Servicio de Atención a
las Víctimas de Violencia de Género y a sus hijos e hijas es “esencial”,
pues dotemos a estos servicios de los recursos necesarios para
la atención urgente, la presencial, los pisos de acogida, etc. Con una especial
atención a las víctimas de la violencia machista en el medio rural.
Esta crisis ha
conseguido un grado elevado de solidaridad, también es necesaria que dicha
solidaridad logre empatizar con la prevención de la violencia machista como
responsabilidad comunitaria, ahora más nunca.
Allí donde alguien lucha por su dignidad, por
la igualdad, por ser libre… mírale a los ojos”. Bruce Springsteen
Samuel N.P.
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