miércoles, 1 de abril de 2009

Arte a ciegas

Un grupo de artistas ciegos exponen una obra fotográfica sin precedentes en Venezuela, bajo el título 'Invidente Fotosensible'. Por medio de técnicas especiales de luz y una dinámica que promueve el ejercicio de la imaginación –técnica puesta en práctica por algunos fotógrafos ciegos de varias partes del mundo–, se accede a momentos que parecen extraídos directamente de los sueños que tienen lugar en la mente humana.
Se trata de una iniciativa enmarcada en la celebración del sexto aniversario de actividades docentes del Núcleo Fotosensible. Los alumnos que han cursado el 'Taller invidente: la figura humana', organizado por esta asociación, han expresado el impacto emocional que ha generado en ellos las infinitas posibilidades de estas imágenes únicas e irrepetibles.
"Muy particularmente, han manifestado la profunda huella que ha dejado en su interior la enseñanza de vivir las realidades e implicaciones inherentes a la discapacidad visual", ha afirmado Rodrigo Benavides, director de Nucleo Fotosensible.
Experiencia de oscuridad
La muestra presentada es el resultado de la experiencia ofrecida tanto a un grupo de invidentes que conforman la Asociación Nacional de Ciegos de Venezuela, como a videntes cuyos ojos fueron vendados para sentir la experiencia de la oscuridad.
"Hemos entendido, a través de estas vivencias, que las fotografías así construidas se convierten en un valioso eslabón que comunica las necesidades expresivas de los expositores", agregó Benavides.
En sun opinión, "todo este proceso parece una paradoja en cierta medida equivalente a lo que ocurre con la película fotográfica analógica, la cual registra imágenes de escenas o situaciones que tienen lugar en el exterior –iluminado–, que viajan, a través del lente y por medio de la luz, hacia el interior de la cámara –en oscuridad total".
Según Benavides, "los ciegos hacen, por el contrario, el viaje al revés: visualizan en el interior –de sus mentes– lo que captarán en el exterior –por medio de la cámara".
Noticia: El Mundo, 1 de abril de 2009

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