
Se ha celebrado la epopeya sin recordar que el mundo, veinte años después, sigue lleno de muros. Entre Palestina e Israel se levanta uno de los más lacerantes, con el apoyo del Banco Mundial. Estados Unidos mantiene un muro mortífero en la frontera con México, a los pies de Ciudad Juárez, globalizada gracias al feminicidio impune; Marruecos mantiene un muro que separa el Sáhara Occidental de los territorios controlados por el Frente Polisario; España se separa de África con los muros en torno a Ceuta y Melilla.
Y más allá de los muros físicos, vergüenza de la humanidad, están los muros mentales. Esos que nos impiden reconocer la violencia en la vida cotidiana hacia las mujeres; los muros que la clase política levanta para aislar y aislarse de la sociedad con todo el aparato administrativo a su disposición... el muro de la intolerancia hacia quienes migran por motivos económicos...
Estamos como para celebraciones. Prefiero la propuesta de Amnistía Internacional de León. Inauguró el III ciclo de Cine y Derechos Humanos el jueves con Retorno a Hansala , una película de Chus Gutiérrez que aborda el drama de las pateras sin dramatizar, contando con la guía de la mirada de una inmigrante y un enterrador las razones por las que muchas personas se juegan la vida en el Estrecho o en el océano. La zona , de Rodrigo Plá, sobre pobreza y exclusión social, y Madame Brouette , de Moussa Sene Absa, sobre violencia hacia la mujer, los próximos jueves.
Autora: Ana Gaitero
Noticia: Diario de León, 14 de noviembre de 2009
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