miércoles, 3 de octubre de 2012

El día después


“El día después”, película Norteamérica de 1983, ambientada a mediados de la década de los ochenta, en plena guerra fría, narra los devastadores efectos de un holocausto nuclear en la vida de los habitantes del pequeño pueblo norteamericano de Lawrence, Kansas. Sus habitantes hacían vida normal, muchos de ellos ajenos a la creciente tensión entre la Unión Soviética y los Estados Unidos -junto al resto de los países de la OTAN- por un conflicto en Berlín. Pero cuando la guerra estalla, la cercanía de Lawrence a una base de misiles nucleares americanos firmará la sentencia de muerte a la mayoría de sus habitantes.

Ayer ha sido el Día Internacional de la Educación Social, las redes sociales han estado calientes durante toda la jornada, nunca antes este día había tenido tanta repercusión. Muchos Colegios Profesionales de Educadores y Educadoras Sociales y el propio Consejo General han organizado una multitud de actos, la Educación Social es una realidad, golpea fuerte, hace ruido, vuela y aterriza.

Pero al día siguiente también llegan los Presupuestos Generales del Estado con su esperada carga de recortes en el gasto público. La esperanza se vuelve en contra, nos deja helados, es posible que la conflictividad social se instale de forma duradera.

El Presidente aparece, y nos mete el miedo en el cuerpo diciendo que lo que le gusta es “la mayoría silenciosa”, que es mejor quedarse callado, si lo haces serás incentivado,  por bueno, los malos, es decir aquellos que protestan, irán al infierno.

Comienzan a pasear las voces por los informativos diciendo “no hay alternativas posibles”, o los recortes o nos hundimos como el Titanic. Pues no es verdad, hay otras formas de minimizar los impactos de la crisis sobre los servicios sociales, la educación o la sanidad, como ejemplos de pilares básicos de una sociedad justa e igualitaria.

Yo voy a seguir defendiendo lo que creo, tal vez no estaré siempre en Madrid, pero lo haré desde mi pequeño espacio, que es este humilde blog, desde donde pienso, que al menos nos queda el aire para respirar.

Samuel N.P.
 

 

 

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