viernes, 30 de agosto de 2019

EXPOSICIÓN TEMPORAL: "MUJERES



Fotografías de Esperanza Herranz Torrego
Diputación de León. Museo Etnográfico Provincial de León.
FECHA: 4-29 de Septiembre 2019
Inauguración el día 4 septiembre, 12:00 h.
LUGAR: Museo Etnográfico Provincial de León. Mansilla de las Mulas.


La Diputación de León a través del Museo Etnográfico Provincial de León, programa para el mes de septiembre la Exposición Temporal Itinerante denominada “Mujeresque promueve la Dirección General de Políticas Culturales de la Junta de Castilla y León a través de la Delegación Territorial de Cultura de León.

            La exposición ha sido producida por la Junta de Castilla y León y actualmente itinera dentro del Programa Regional denominado “Exposiciones Alacarta”, que se está ejecutando desde octubre de 2012. El objetivo de la iniciativa es doble, por una parte promocionar a los artistas visuales y, por otra, apoyar a los diferentes centros expositivos de Castilla y León mediante la colaboración con diferentes administraciones. En este semestre ha llegado a la Delegación Territorial de León con la gestión del Servicio Territorial de Cultura de dicha Delegación, y durante el mes de septiembre se exhibirá en la sede del Museo Etnográfico Provincial de León en Mansilla de las Mulas, estando prevista su inauguración para la mañana del miércoles 4 de septiembre a las 12:00 h.
            La muestra reúne una selección de las obras de la fotógrafa Esperanza Herranz Torrego y en ella las mujeres son las protagonistas. La exposición está formada por 40 fotografías analógicas, realizadas todas ellas en blanco y negro, donde la autora retrata a mujeres de diferentes países, razas, edades y clases sociales, mostrando en ellas la esencia misma de la persona retratada.
            Esperanza Herranz Torrego vive en Valladolid y se dedica a la fotografía desde hace de más de 30 años. Ha realizado exposiciones en Holanda, Barcelona, en la Escuela de Artes y Oficios de Vic (Barcelona), en salas de exposiciones en Ripoll, Banyoles (Gerona), Madrid, Valencia, Cuéllar (Segovia), Palencia y en diversos sitios de Valladolid y provincia, tanto individuales como colectivas.
 

martes, 27 de agosto de 2019

Primera visita del presidente de la Diputación de León y de la diputada de Derechos Sociales a Cosamai y a Nuestra Señora del Valle


Eduardo Morán confirma la apuesta de la institución provincial por los centros asistenciales, en los que anuncia inversiones, pero reclama la cofinanciación de la Junta como Administración competente.
El presidente de la Diputación de León, Eduardo Morán, y la diputada de Derechos Sociales, Carolina López, han realizado este lunes una primera visita a los centros asistenciales de Cosamai en Astorga y de Nuestra Señora del Valle en La Bañeza. Morán ha querido trasladar a la sociedad leonesa, a los usuarios, a las familias y a los trabajadores que la institución provincial «seguirá apostando por estos centros» y anunció una ampliación de instalaciones superior a los 2,4 millones euros para hacer una nueva residencia. "Sin renunciar a esta atención especial que prestamos a los usuarios, esta Diputación va a seguir apostando por estos centros y va a seguir haciendo inversiones", apuntó.
El máximo responsable de la institución provincial recordó, sin embargo, que las competencias para este tipo de servicios es de la Junta de Castilla y León, a la que reclamó la financiación de los mismos. Anunció que la nueva corporación "va a hacerle entender a la Junta que esta competencia es suya y que tiene que cofinanciarla al menos con la Diputación". "No nos merecemos menos que otras provincias de la comunidad", apostilló.
El centro Cosamai, ubicado en Astorga, y Nuestra Señora del Valle, situado en La Bañeza, prestan atención altamente cualificada a más de 260 personas con discapacidad intelectual.
Información: Página web de la diputación de León.

sábado, 17 de agosto de 2019

La política infame de la Unión Europea


Lidia Falcón, Público, 17 de agosto de 2019
Quinientas personas, hombres, mujeres, niños de todas las edades, se amontonan como ganado en la cubierta y en los camarotes y en la sentina de varios barcos de ONGs dedicados s salvar de la muerte a otros seres humanos desgraciados, arriesgando incluso su libertad.
Pero ninguno de los gobernantes que forman la Unión Europea está dispuesto a conceder asilo a esos huidos de países en guerra. Nada nos podemos sorprender respecto a Salvini, ese fascista triunfante que gobierna Italia y que rememora tristemente tiempos pasados. Ni debemos esperar nada mejor de Víctor Orban en Hungría o de Mateusz Morawiecki en Polonia, pero es más decepcionante comprobar que ni el demócrata liberal de Macron ni la caritativa Mekel, con otros secuaces como ellos, los dirigentes de Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, Finlandia, están dispuestos a cumplir los principios que dicen que rigen la UE sobre la libertad de circulación de personas, el asilo y refugio para las gentes que huyen de las guerras, de la persecución social y política, del hambre y del infortunio.  Esta es la Europa democrática y humanitaria cuya Unión nos vendieron como la realización máxima de la defensa de los derechos humanos.
Ciertamente lo que más me hiere es que sea también el gobierno de España quien colabore a semejante infamia. Con el añadido de que el Open Arms navega con bandera española y de esa nacionalidad son sus tripulantes y capitán. El ministro de Fomento, José Luís Ábalos, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero,  tuvieron el cinismo de afirmar, ante la petición del capitán del Open Arms de que Pedro Sánchez interviniese con sus homólogos europeos para resolver la desesperada situación de los refugiados hacinados en su buque, que él no tenía legitimidad jurídica para hacer semejante solicitud. Subterfugio de burócratas que demuestra la absoluta insensibilidad de esos gobernantes que se llaman socialistas.
Hace un año con el episodio del barco Aquarius, cuando  Pedro Sánchez acogió en el puerto de Valencia a las seiscientas personas que se hacinaban en él, se llenó la boca de declaraciones pomposas sobre derechos humanos. Acababa de ganar la moción de censura y quería mostrar, para satisfacción de la izquierda y de sus votantes progresistas, que era más compasivo y solidario que el resto de los gobernantes europeos. Pero, como tantas otras veces fue un estado de ánimo transitorio. Duró lo que su celebración al obtener el gobierno. Hoy, ante la tragedia del Open Arms y otros dos barcos que albergan a más de quinientos emigrantes, Pedro Sánchez calla como si el tema no fuera con él, ni aún siquiera ha realizado alguna gestión ante sus compinches de la flamante Unión para que se procediera a auxiliar rápidamente a los refugiados y se tomen medidas permanentes frente a esta tragedia que ha convertido el Mediterráneo en el mayor cementerio del mundo.
Recordamos la satisfacción con que Rodríguez Zapatero, recién elegido Presidente del Gobierno ordenó retirar las tropas españolas que había enviado Aznar a la guerra de Irak. Poco duró nuestra política pacifista. Hoy tenemos a nuestro ejército interviniendo en las que llaman “misiones” en quince países, entre ellos Afganistán, Irak, Líbano, donde las guerras se perpetúan, y el Estado Mayor diseñó los bombardeos de Libia que han destrozado ese país donde se perpetran las mayores atrocidades contra los emigrantes. Para algo pertenecemos a la OTAN.
Hace ochenta años miles de hombres y mujeres huyeron de España perseguidos por los fascistas por defender aquella buena República que nos arrebataron sangrientamente. Después del martirio de los campos de concentración franceses, muchos cayeron después en los nazis, los supervivientes pudieron exiliarse en decenas de países europeos y americanos que los acogieron. Ellos dieron un gran impulso a las universidades, las escuelas, las empresas, la investigación, y los más anónimos construyeron casas y calles y fabricaron coches y perforaron minas en los trabajos más duros. Contribuyeron decisivamente a aumentar la riqueza de esos países.
Octavio Paz decía que la Guerra Civil española no la ganó Franco sino México. Ya es sabido que el Presidente del país Lázaro Cárdenas recibió personalmente a los exiliados republicanos españoles a los que concedió en aquel mismo momento la nacionalidad mexicana. Ellos y ellas fueron decisivos para el gran desarrollo intelectual, artístico y económico de México mientras los “exiliados interiores” nos pudríamos en el infierno de la España fascista.
Hoy nuestros gobernantes, muchos descendientes de tantos resistentes contra la dictadura como fuimos, que presumen de progresistas y hasta socialistas, desprecian el caudal humano que llega a nuestras costas desde varios continentes, sin entender lo que  pueden aportar a la escuálida situación económica que tenemos, sobre todo en esa España vaciada abandonada de todos los planes de desarrollo. Y son capaces de despreciarlos y abandonarlos en las enfebrecidas aguas mediterráneas, arguyendo motivos tan decisivos como que no tienen legitimidad jurídica.
Según los cálculos de los organismos europeos España necesita cinco millones de emigrantes en los próximos años para sustituir la fuerza de trabajo que las españolas no quieren producir, grandes provincias españolas tienen la densidad demográfica de Groenlandia, y esas personas que nos demandan asilo han sido expulsadas de sus países, sometidas a torturas, las mujeres siempre a violaciones, y saben que no tienen ninguna posibilidad de sobrevivir si regresan.
Pero nuestros mandatarios europeos, esos que construyen la Unión de naciones más avanzada del mundo, que han difundido durante más de medio siglo sus ideales de democracia, igualdad y libertad, que se precian de defender principios de derechos humanos como la abolición de la esclavitud y de la pena de muerte, que nos han llamado a votarles en las elecciones del 26 de mayo pasado con declaraciones pomposas de solidaridad  entre todas las naciones, frente a la insolidaridad que representa el Brexit tan temido, los rechazan sin pudor alguno.
Lo que esos gobernantes no explican, para que nuestra ciudadanía permanezca ignorante, es cómo esta Europa se ha construido sobre la ocupación colonial del continente africano, el tráfico de esclavos que permitió amasar las mayores fortunas de las burguesías, las guerras que han impulsado y financiado las oligarquías europeas para seguir disponiendo de los recursos naturales africanos que les roban y de la fuerza de trabajo barata. El ejército de reserva de  trabajadores, que definió Marx.
Por ese expolio que en algunos países, como el Congo, llega a la categoría de genocidio, del que nunca ha respondido Bélgica, los mandatarios europeos no han pedido perdón ni resarcido a sus poblaciones ni establecido tratados verdaderamente igualitarios con sus países. Se limitan a sobornar a los corruptos mandatarios africanos para que eviten la emigración a España. Así, nuestro gobierno pacta algunas compensaciones económicas con Marruecos, por ejemplo, para que impida que sus naturales se nos vengan a nuestro suelo, lo que significa aumento de la represión marroquí sobre los emigrantes que intentan atravesar el Estrecho de Gibraltar.
Hoy, Pedro Sánchez y su equipo se  propone abandonar en el mar a cientos de personas desesperadas que huyen de las mayores tragedias que se pueden sufrir. Y luego volverá a pedir nuestro voto diciendo que son socialistas.

miércoles, 7 de agosto de 2019

Muere Toni Morrison, la primera afroamericana que ganó el Premio Nobel de Literatura


Artículo de Winston Manrique Sabogal, El País, 6 de agosto, 2019
La escritora, comprometida con la lucha contra la discriminación racial, abordó en sus obras la vida de la población negra.
Toni Morrison, la mujer que contó y mostró con maestría y lirismo una parte esencial y trágica de la historia de Estados Unidos, ha muerto a los 88 años en el pequeño pueblo neoyorquino de Grand View-on-Hudson
Ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1993, con tan solo seis novelas publicadas en aquel momento, Toni Morrison puso a los estadounidenses blancos y negros frente al espejo de la verdad sobre la que se había levantado ese país: la raza, la esclavitud y la memoria que en su narrativa confluyen como uno solo en una lucha insomne en busca de la identidad y la integración de la cultura afroamericana. La Academia Sueca le concedió el Nobel por “su arte narrativo impregnado de fuerza visionaria y poesía que ofrece una pintura viva de un aspecto esencial de la realidad norteamericana". Morrison ha pasado así a la historia de la literatura no solo por ser la primera mujer negra en recibir el Nobel, sino también por ser miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras y del Consejo Nacional de las Artes. La autora ha sido uno de los pocos escritores que ha tenido el privilegio de gozar de la admiración del público y de la crítica. Lo logró desde su primera novela, Ojos azules, en 1970, hasta El origen de los otros, en 2016, una recopilación de conferencias sobre la raza y la tendencia del ser humano a la creación del otro, la identidad propia y la inevitable que crean los demás sobre cada individuo.
Y eso era, eso es, Ojos azules donde ya está todo el futuro de su obra creativa e intelectual al contar la historia de una niña negra que quiere tener los ojos azules debido a la fuerza de los estereotipos aplastantes del entorno y la exclusión de la sociedad.
Tras Ojos azules, Toni Morrison escribió Sula (1973); La canción de Salomón (1977), por la que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica; La isla de los caballeros (1981); Beloved (1987), por la que recibió el Pulitzer, y Jazz (1992), que no dejó dudas de su maestría para que le concedieran el máximo galardón al año siguiente. Un lustro más tarde reapareció subiendo más peldaños creativos sin dejar de explorar en obras como Paraíso (1997), Amor (2003), Una bendición (2008), Volver (2012) y La noche de los niños (2015). Once novelas en total, un par de libros infantiles y cuatro ensayos.
“Quiero descubrir una verdad sobre la vida cotidiana de Estados Unidos, la vida de los afroamericanos viviendo en un contexto histórico crítico que se ha ocultado”, afirmó Toni Morrison en una entrevista a EL PAÍS en 2013. Y añadió: “A los países les gustan los cuentos de la patria porque le da seguridad a las personas. La realidad es una triste verdad donde tenemos mucho que ocultar y avergonzarnos. En mis libros busco hacerlo desde el lado del conquistado. Lo que hago es quitar las tiritas para que se vea la cicatriz de la sociedad, la realidad. No hay que tener miedo de mirar al pasado porque solo así se sabe quiénes somos”.
Es así como su obra se levanta sobre temas como la raza, la esclavitud, la memoria, el pasado y lo oculto, la mujer y lo femenino, la identidad; y sobre todos ellos dos aspectos cruciales que son la sangre que dan vida a sus criaturas y a sus propias historias sociopolíticas: la amistad y el amor.
Eso ha dejado al mundo esta mujer que en su adolescencia fuera empleada doméstica y viviera una infancia pobre. Hija de un obrero del acero y una ama de casa, nació en Lorain (Ohio), el 18 de febrero de 1931, y fue bautizada como Chloe Ardelia Wofford. Eran cuatro hermanos. A ella le encantaba que su abuela le contara historias de supersticiones, de sus antepasados, de los sucesos que habían llevado a Estados Unidos hasta donde estaba. Como trasfondo de esas historias la crisis económica de los años treinta y los primeros zarpazos de la Segunda Guerra Mundial, mientras que durante el conflicto bélico Morrison trabajó en varias casas como asistenta.
Fue en la Universidad Howard de Washington donde se hizo llamar Toni. Procedía del segundo nombre con que fue bautizada en la Iglesia Católica a los 12 años: Chloe Anthony. En 1953 se graduó en Filología Inglesa y en 1958 se casó con el arquitecto jamaicano Harold Morrison. El matrimonio duró hasta 1964 y ella se quedó a cargo de sus dos hijos en Siracusa. Allí empezó a trabajar con la editorial Random House, hasta que a finales de los años sesenta se trasladó a Nueva York como editora del mismo sello. Su gran año llegó en 1970, al publicar su primera novela en la que había trabajado desde finales de los años cincuenta, Ojos azules. Fue entonces cuando firmó como Toni Morrison. A partir de ahí quiso contar la vida de su raza y de su país inevitablemente entrelazada en un viaje eterno a las raíces. Para eso evocó la voz de su abuela, tanto en las historias y sus preocupaciones como en su sonido. Una escritura de prosa bella y precisa con una gran vivacidad oral.
En esa búsqueda e incertidumbre de la verdad, Toni Morrison era como la abuela Baby Suggs, de Beloved. La esclava que amó, sufrió y un día fue libre y contó a su progenie el pasado y ayudó a quien pudo a caminar entre la niebla. Esa mujer que comía colores:, un día alimentos rojos, otro morados, otro amarillos… La que a una sociedad negra cercada por la tragedia y la injusticia se la llevaba a un claro del bosque para decirle que “la única gracia con que contaban era aquella que fueran capaces de imaginar. Que si no la veían no la tendrían”

Las obras de Toni Morrison

Ojos azules (1970). En su opera prima, Morrison parte de la realidad de una chiquilla desgraciada para construir el retrato de una infancia truncada, además de abordar temas muy diversos, como el concepto de belleza impuesto o la voz femenina.
Sula (1973) es una obra situada por Morrison en una ficticia colina de algún lugar de Ohio, donde vive una comunidad negra, pobre y desesperanzada a través de la que la novelista expresa una de sus preocupaciones esenciales: la condición de la mujer negra en Estados Unidos, discriminada por la sociedad y el Estado, abandonada, maltratada y alejada de la educación para ocuparse del cuidado de sus hijas y del hogar.
La canción de Salomón (1977) es la historia familiar de un próspero hombre de negocios que ha tratado de ocultar sus orígenes para integrarse en la sociedad blanca.
La isla de los caballeros (1981) narra la llegada de un náufrago negro a las costas de una idílica isla caribeña de mansiones de ensueño en la que la vida de los millonarios discurre plácidamente entre sirvientes y opulencia.
Beloved (1987) ha sido el libro más celebrado de la novelista. Ambientada en la Guerra de Secesión Americana, la novela está basada en la vida de la esclava afroamericana Margaret Garner, que escapó del estado esclavista de Kentucky en enero de 1856 y huyó a Ohio, donde esta práctica había sido abolida.
Jazz (1992) narra la peculiar historia de amor de una pareja negra que deja atrás los campos de trabajo y los abusos a los que son sometidos por patronos blancos y llega Nueva York.
Paraíso (1997). Morrison construye un drama humano en el que conviven problemas tan profundos como el racismo, el machismo, la violencia y la religión. La acción se desarrolla en el pueblo ficticio de Ruby, en el que una comunidad patriarcal se erige sobre ideas de justicia, respeto mutuo y amor al prójimo, valores que se desmoronan y culminan en una rabia asesina contra cuatro mujeres que viven en una mansión cercana.
Amor (2003) retrata el odio como fuerza vital a través de dos mujeres muy distintas que han amado a lo largo de sus vidas al mismo hombre.
En Una bendición (2008), una mujer negra entrega a Florens, su hija de ocho años, para salvarla de su cruel y violento amo en el Estados Unidos sureño y colonial de finales del siglo XVII. Pero la pequeña jamás entenderá este acto, y, mientras crece al cuidado de otras esclavas en una plantación de azúcar, se hace mujer intentando ahuyentar el abandono al que la ha condenado su propia madre.
Volver (2012) es la historia del veterano de la guerra de Corea Frank Money, que vuelve a Estados Unidos para tratar de olvidar los duros traumas que le ha dejado la guerra. Corren los años cincuenta del siglo XX y Money se da de bruces con un país racista y una familia, la suya, cargada de odio, de ahí que el regreso sea más un camino hacia el infierno que una vuelta al hogar.
La noche de los niños (2015) aborda la vida de Bride, una atractiva empresaria de éxito que ha sido abandonada dos veces en su vida, por su padre y por su pareja, y arranca un viaje iniciático en busca de la redención, que solo llegará cuando en la oscuridad asome su verdadero yo.