martes, 25 de agosto de 2015

Cáritas ha atendido en sólo seis meses a 151 mujeres que ejercen la prostitución


La oenegé les presta apoyo integral a través del programa contra la trata ‘Amanecer’.
Hace medio año que Cáritas Ponferrada puso en marcha un nuevo programa de ayuda a la mujer denominado ‘Amanecer’ y dirigido a combatir la trata de blancas y prestar apoyo social, sanitario, psicológico y económico a mujeres que ejercen la prostitución y atraviesan una situación personal complicada de la que, en la mayoría de los casos, no saben cómo salir. Un problema que en Ponferrada es invisible a los ojos de la mayoría de los ciudadanos pero que, como ha podido constatar Cáritas, es más grave y preocupante de lo que se ve a simple vista. De hecho, en los seis meses que han trascurrido desde la puesta en marcha del programa, ya han tenido acceso y han prestado algún tipo de servicio a más de 150 mujeres que ejercen la prostitución en la ciudad. Asimismo, han localizado e identificado hasta catorce locales donde se ejerce la prostitución en la capital berciana. Algunos son clubs, otros son pisos.
Ayuda en asistencia sanitaria y servicios médicos, acogida y orientación familiar, apoyo a la inserción laboral o asesoramiento jurídico son algunos de los servicios que presta Cáritas a través de ‘Amanecer’. El programa está financiado íntegramente con donativos y partió con un presupuesto base de 35.000 euros que este colectivo social dedica a cubrir los gastos derivados de su actividad y a ayudar a estas mujeres. Cada caso es muy diferente del anterior —explicó el responsable de Cáritas en Ponferrada, José Antonio Prada— y por eso cada mujer recibe una ayuda específica. La mayoría, prácticamente el cien por cien, son ciudadanas extranjeras que se encuentran en situación irregular.
En cuanto al origen de su actividad, resulta difícil identificarlo. Si bien algunas pueden estar ejerciendo la prostitución obligadas por terceras personas, otras lo hacen obligadas por la situación económica y social en la que se encuentran. En todo caso —aseguró Prada— «que no hay libertad es evidente», bien porque otros lo impiden o bien por el miedo a lo desconocido, a salir del mundo de la prostitución y no saber a qué van a enfrentarse. «No tienen por dónde salir, quizás nadie las obliga pero están ahí porque no tienen salida, por miedo a qué va a haber más allá de la puerta de ese local», explicó el responsable de Cáritas.
Al buen desarrollo del programa ‘Amanecer’ contribuyen tanto trabajadores de Cáritas como voluntarios y también colaboran los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y los estamentos sanitarios. Todo para ofrecer un apoyo y una protección global a las mujeres a las que este colectivo social tiene acceso. El sistema funciona como un red y se acceder a unas mujeres a través de otras. Así han llegado a prestar algún tipo de apoyo a más de 150. Algunas están establecidas de manera permanente en Ponferrada. Otras están de paso, procedente de otros puntos del país.
De hecho, el programa ‘Amanecer’ se puso en marcha en Ponferrada después de que así lo aconsejará Cáritas Galicia, donde ya se viene desarrollando desde hace un tiempo y encontraron una relación directa de la prostitución en Galicia y la capital berciana, por ser zonas limítrofes.
Artículo de María Carro
Noticia: Diario de León-Noticias del Bierzo- 20 del agosto de 2015

martes, 18 de agosto de 2015

Educadores y Educadoras Sociales enseñan a tomar decisiones en grupo

Los Educadores y Educadoras Sociales tienen un amplio campo de intervención en el fomento de la partición plena del grupo con el que trabajan o ejecutan alguna acción. Facilitar la partición tiene dos sentidos, uno, individual y otro, segundo, organizativo.
El tomar decisiones en grupo es algo muy ligado al trabajo en equipo y que el tomar parte o no en la adopción de decisiones es un indicador muy importante para poder conocer el grado de participación.
El Educador y la Educadora Social inician el proceso en el grupo para la toma de decisiones, crea el ambiente adecuado para poder comenzar el debate. Se busca un entorno agradable y establece una forma de liderazgo en el grupo para dar a conocer a los componentes a través de dinámicas grupales. Conoce los obstáculos que en algún omento pueden interferir en el grupo, como puede ser la falta de motivación, el individualismo, posibles agitadores/as de reuniones, etc.
Comencemos por definir el problema como necesidad y no de solución. Definimos claramente qué queremos conseguir y analizamos las causas del problema.
Debemos generar alternativas, para ello nos hacemos esta pregunta ¿y por qué?. Podemos utilizar la técnica del torbellino de ideas conocida por todos y todas. Las respuestas las anotamos en una pizarra, que se vean bien, buscamos de esta manera la diversidad y potenciamos la creatividad.
Ahora toca elegir la mejor alternativa, para ello debemos analizar y valorar cada propuesta o alternativa. Nos facilita el ordenar por prioridades el tener en cuenta un conjunto de criterios comunes. También se pueden comparar unas alternativas con otras.
Llega el momento de la toma de decisiones, en este momento tendremos no más de tres alternativas que hayan pasado el proceso de selección. Es un momento para aplicar en el grupo la “técnica de los sombreros” de Edward de Bono. Esta técnica basada en el pensamiento paralelo, entendido como el hecho de que todas las personas del grupo miren en la misma dirección en un momento determinado.
Una vez tomada la decisión, bien por consenso, por mayoría, etc, nos toca dar a conocer esa decisión.
Para finalizar, aplicar la decisión tomada, hacer un seguimiento de la misma y realizar los ajustes necesarios en el proceso de ejecución.
Podemos resumir diciendo que la toma de decisiones en grupo enriquece la participación, nos hacemos valorar como comunidad, llegamos a plantear alternativas con acuerdos de todos y todas, desarrollamos la imaginación y la creatividad, nos implicamos en las acciones, nos equivocamos menos, podemos dar solución a problemas de nuestro entorno con otras perspectiva, ofrece nuevas oportunidades, favorece la igualdad, nos hacemos más solidarios/as…
Samuel N.P.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Educadores y Educadoras Sociales interviniendo en una escuela inclusiva


 
La UNESCO define la Educación Inclusiva en su documento conceptual  así: ¨ La inclusión se ve como el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación. Involucra cambios y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión común que incluye a todos los niño/as del rango de edad apropiado y la convicción de que es la responsabilidad del sistema regular, educar a todos los niño/as ¨. 

Inclusión significa posibilitar a todos los estudiantes a participar de lleno en la vida y el trabajo dentro de las comunidades, sin importar sus necesidades. Es el proceso de mayor participación de los estudiantes en el colegio y la reducción de la exclusión de las culturas, el currículo y la comunidad de los colegios locales. 

La Educación Inclusiva significa que todos los niño/as y jóvenes, con y sin discapacidad o dificultades, aprenden juntos en las diversas instituciones educativas regulares (preescolar, colegio/escuela, post secundaria y universidades) con un área de soportes apropiada.  

La Escuela Inclusiva es aquella que atiende a cualquier alumno y alumna cuyas diferencias puedan dificultar su proceso de aprendizaje. La escuela inclusiva no enfoca la enseñanza, en la práctica, hacia quienes llegarán al final a los niveles académicos de más prestigio. Es decir, la enseñanza que imparte no es selectiva, no deja por el camino a aquel alumnado que no alcanzan los objetivos de cada nivel. 

En la escuela inclusiva todo el alumnado tiene igual valor y el mismo derecho que sus compañeros y compañeras.

Este tipo de Escuela Inclusiva presenta unos rasgos característicos:

-         Fomenta la participación. Ayuda al alumnado a aprender a desenvolverse como parte de la ciudadanía en una sociedad democrática.

-         Incluye a todos y a todas. Todo el alumnado aprenden juntos, sin importar la cultura, la etnia, el lenguaje, la capacidad o el género.

-         Diferencia la enseñanza y el currículum. El alumnado comparte las mismas experiencias educativas, pero los objetivos de aprendizaje son individuales.

-         Promueve la enseñanza y el trabajo colaborativo y cooperativo.

-         Aprovecha los recursos de la comunidad y esta integrada en ésta. La comunidad es fuente de recursos y apoyo para el alumnado, las familias y el profesorado.

-         Establece fuertes vínculos con la familia y la comunidad.  

Educadoras y Educadores Sociales son claves en la Escuela Inclusiva, son profesionales que por su formación se convierten en activistas de los derechos del alumnado, están preparados para crear vínculos entre la comunidad y la escuela, desarrollan prácticas no discriminatorias ni excluyentes, fomentan la participación, son capaces de trasmitir nuevos valores para poder entender la diferencia y desarrollan una intervención para lograr una enseñanza de calidad e igualdad.  
 
Samuel N.P.
Bibliografía:
Libro “Pedagogía diferencial y atención a la diversidad”, de Carmen Jiménez Fernández y Mª Ángeles González Galán. Editorial UNED.