miércoles, 3 de junio de 2015

Mamá, papá, ¿por qué tengo que tengo que ir a un comedor social escolar?

Hijo:
-Mamá, papá, ¿por qué tengo que ir a un comedor social escolar?
Madre:
- Es que tienes que comer.
Hijo:
- Pero mi amigo Miguel no va y tiene que comer también.
Mamá:
- Es que tu amigo Miguel no es pobre.
Hijo:
- Mamá, pero ¿qué es ser pobre?
Madre:
- No sé, pero es como nos llaman.
…..
Comedores sociales escolares, vuelve el drama de todos los veranos. Finaliza el curso escolar y las escuelas cierran sus instalaciones, ya están en el punto de mira muchas familias, esas que tienen dificultades para poder dar de comer a sus hijos e hijas. Otra pelea con las instituciones públicas, otro verano el tema en los medios de comunicación, y otra vez el problema sin solucionar.
Una alimentación adecuada origina una buena salud en la infancia, proporcionará un desarrollo adecuado hacia la adolescencia y la juventud. Las instituciones públicas que tienen que velar por la buena alimentación de los menores, prefieren que estos acudan los veranos a los comedores sociales escolares gestionados por ONG, el abrir los comedores escolares según el sistema de subcontratas que utilizan dichas instituciones saldría mucho más caro.
Se define “comedor social” como un servicio de carácter benéfico administrado por entidades sin fines lucrativos para dar de comer gratis a personas sin recursos, mejor dicho a “pobres”.   
Entendemos que acudir a un comedor social escolar es porque la familia carece de recursos económicos, necesidad que se tendría que tener en cuenta y poner los medios para solucionarla. Puede que las necesidades no sólo sean económicas, también sociales, como puede ser la falta de organización económica doméstica, carencia de hábitos alimenticios, desorganización familiar, etc,
Los comedores sociales escolares estigmatizan a los propios menores, no desarrollan la inclusión ni social ni escolar, algo de lo que hablamos en tantas jornadas, congresos y cursos.
Estaría de acuerdo en que los comedores fueran simplemente “comedores escolares o espacios para la convivencia”, que  no se cerrasen durante todo el año, que estuviesen gestionados por entidades públicas, podría ser el propio centro escolar. Que el objetivo fuese la conciliación de la vida familiar y laboral, así estarían destinados a todos los menores que quisieran acudir y aquellos que estuviesen sus familias dentro de algún programa de intervención socioeducativa, acompañados de Educadores y Educadoras Sociales y de otros profesionales.  
Samuel N.P.