miércoles, 22 de julio de 2020

Cuando “la vital” se hace “in vital”


“La vital” es el apodo que el colectivo gitano de mi pueblo le ha puesto a la prestación de naturaleza económica que el Gobierno aprobó el 1 de junio de 2020. Dicha prestación está dirigida prevenir el riesgo de pobreza y de exclusión social de las personas que viven solas o integradas en una unidad de convivencia, cuando se encuentran en una situación de vulnerabilidad por carecer de recursos económicos suficientes para cubrir sus necesidades básicas.
Sí, es verdad, prevenir el riesgo de pobreza y exclusión social, que antes, durante y después de la crisis de este Covid-19 se encuentran muchas personas, pero no ha logrado prevenir el desfile procesional de pasar de uno a otro despacho para volver a cubrir y fotocopiar otra vez los mismos documentos. Siempre lo mismo, traiga usted el dni, el libro de familia, certificado de empadronamiento, declaración de la renta, el piso que no puede pagar y la hipoteca que le duele más que la pandemia, o el listado de la compra que debe en la tienda de la esquina.
El ingreso mínimo vital representa un alivio, un oasis en el camino desértico de muchas familias, eliminar las colas para coger una bolsa de comida, garbanzos con lentejas para todo el día de la semana, en definitiva, devolverles la dignidad pérdida.
Pero las prisas por sacar esta prestación económica y social no pensó que había que poner en marcha también una infraestructura necesaria para no crear un estrés en las familias y en los propios profesionales que informan, derivan y tramitan. Todo eso está originando un paro burocrático sin precedentes, estamos a finales de julio y el código “Qr” te dice “expediente en estudio”. Pero que estudio ni qué narices, yo lo que necesito es comer.
El IMV (ingreso mínimo vital) está desbordando a la Seguridad Social, entidad que se encarga de este recurso. Pero de rebote también el tsunami llega a los Servicios Sociales Básicos, al que se acercan más de 80% de las personas solicitantes, bien para informarse o para que se les ayude a cubrir la solicitud, así que si éramos pocos parió la abuela.
Un tanto por ciento elevado de población beneficiaria del IMV están ya percibiendo las rentas mínimas de inserción en las diferentes Autonomías, en Castilla y León, la llamada Renta Garantizada de Ciudadanía. Ahora se les obliga a todas esas personas y familias a solicitar en un tiempo récord el IMV, cuando sería más fácil pasar los expedientes directamente al INSS (Instituto de la Seguridad Social).
La última noticia parecía que se podría salir de las turbulencias al decir que las familias con menores percibiendo la prestación por hijo e hija a cargo, ellas no tendrían que solicitar el IMV, se haría de oficio, pues tampoco ha sido así, y son muchas las familias que por fallos informáticos tienen también que rellenar todo el papeleo desde el principio.

Al final nos queda resignarnos y esperar a la misa del gallo de Nochebuena para poder comerlo a la cazuela.  

Samuel N.P.

No hay comentarios: