lunes, 7 de enero de 2013

El Hobbit y la Educación Social


Parece mentira, pero uno de los libros que más adorna la pequeña biblioteca de nuestra casa es el “El Hobbit “, tiene treinta años, de la primera edición en español, sus páginas están ya amarillentas. “El Hobbit” ha despertado y se mueve por las estanterías, es que no sólo es una gran una novela fantástica del filósofo y escritor británico J.R.R. Tolkien, el mismo del Señor de los Anillos, es que ahora ha saltado a las pantallas de los cines como un gran espectáculo de imagen y el sonido.

El otro día  me fui a ver la película y de paso coloqué el libro sobre la mesa, no sin antes quitarle el polvo que sobre las hojas dormía. Casi tres horas de efectos especiales, momentos que te llevan a un sueño, te hace desconectar de la realidad y meterte en un mundo fantástico e imaginativo.

Pasaron varios días después de ir al cine y comencé a relacionar la película con la Educación Social en los momentos actuales. Y pensé que el mago Gandalf sería una persona que se le ha encomendado la responsabilidad de formar un equipo multidisciplinar para poder realizar una gran intervención de tipo social. Una intervención que supondría un derroche de creatividad y esfuerzo, algo planificado y diseñado, basado en una gran necesidad, que no era otra que devolver a la gran comunidad que habita este mundo, esa paz y prosperidad que en otros tiempos no muy lejanos había tenido.

Todo el proceso sería un gran reto para Gandalf, pero lo asumió. Gandalf se rodeó del mejor equipo de profesionales entre los que se encontraban psicólogos/as, pedagogos/as, trabajadores/as sociales, …, pero algo faltaba. Pensó Gandalf en los educadores y educadoras sociales, una profesión no muy conocida, pero muy necesaria para lograr los objetivos establecidos. Estos profesionales estaban en un agujero en el suelo, el mismo lugar donde vivían los hobbies, disfrutaban de una gran tranquilidad, de los encantos de la  naturaleza y de una vida contemplativa.  Gandalf despertó a Bilbo, el educador social más perezoso de su pueblo, un muchacho con iniciativas, capaz de buscar mil soluciones a una sola dificultad. Muy pronto Bilbo se integró en el grupo, fomentó el trabajo cooperativo, intervino en las estrategias, anticipó acontecimientos, estableció una metodología participativa, creo un nexo de unión en el propio equipo y los demás lo vieron no como prescindible, pero si como necesario.

Samuel N.P.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una cosa que es prescindible, no es necesaria...

Samuel Núñez Pestaña dijo...

Es verdad, prescindible es innecesario, sustituible, etc. Al final es un juego de palabras, que cada uno lo maneja a su manera y a su entender. El Educador Social no es imprescindible, pero cuando no está, algo falta y la mesa cojea.