miércoles, 15 de abril de 2020

Me llaman calle


“Me llaman calle”, una canción incluida en el disco La radiolina de Manu Chao, que el autor la define como “una rumbita honesta” y que fue la unión entre un director de cine, Fernando León de Aranoa, el propio Manu Chao, un grupo de mujeres que trabajan en la prostitución y las activistas del colectivo Hetaira. De dicha unión salió la película “Princesas” sobre la prostitución, ganadora de tres premios Goya en la gala del 2006, entre los premios el de mejor canción “me llaman calle”, a Candela Peña a la mejor interpretación femenina y a Micaela Nevárez como mejor actriz revelación.   
Otro colectivo vulnerable que ha quedado al margen de las medidas adoptadas por el Gobierno o de ellas dirán que son igual que para el resto de la población. Puede que la clase política tenga otras prioridades ya que este colectivo no representa un índice de población lo suficientemente alto para estar en lo alto de la lista, pero no debe ser olvidado.  
Desde que se produce el confinamiento, las mujeres que se dedican a la prostitución, la mayor parte de ellas en manos de proxenetas y mafias organizadas, ellas mismas han tenido que sobrevivir y adaptarse a las nuevas situaciones. Aunque es verdad que los prostíbulos y club se han cerrado, no así los pisos de alquiler y las fiestas privadas, ya que al final la clientela existe.
Mujeres prostitutas sin papeles, muchas inmigrantes, sin posibilidad de poder tener cubiertas las necesidades básicas para poder vivir, más bien el poder hacerlo de la caridad en estos momentos, muchas de ellas tienen hijos e hijas, un alquiler que pagar, también han generado deudas que hay que devolver. 
Un gran número de las mujeres prostitutas realizaban su trabajo en la calle, un espacio que ahora ya no está permitido, además perseguidas si lo hacen, muchas sin papeles para optar a poder tramitar alguna ayuda pública, sin formación ni información de lo que está pasando, con dificultades para entender nuestro idioma, incluso con poca percepción de que pueden ser un foco de infección y transmisión del virus, nos les queda otro remedio que subsistir y saltar la barrera del confinamiento para poder buscar clientes, es que la salud también es comer.
La adaptación de estas mujeres ha sido una emergencia para ellas, aquellas con más recursos han podido hacer teletrabajo desde sus casas a través de las redes sociales, pero son las mínimas, así están libre de cualquier contagio.
Las prostitutas no se han visto solamente como un colectivo vulnerable, se ven como víctimas de una situación, son ellas las que se tienen que esconder de la sociedad, ampliando cada vez más su grado de marginación.
En España la prostitución es ilegal, por lo que muchas de las mujeres que la ejercen están fuera del sistema público de protección, pero la realidad es que existen, nadie puede mirar para el otro lado ante este colectivo cada más frágil e indefenso con esta crisis.
“Me llaman calle, hoy tan cansada, hoy tan vacía, como maquinita por la gran ciudad”, Manu Chao
Samuel N.P.

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