domingo, 15 de noviembre de 2009

Muros

Los fastos de la caída del muro de Berlín, hace ahora veinte años, han servido para levantar un muro informativo sobre la verdadera situación de la Alemania oriental, que registra el doble de paro que la occidental, un nivel de vida con menos renta y el desprecio de los wessis (alemanes del oeste) hacia los ossis (alemanes orientales), que se ven como una amenaza al Estado del bienestar germano.
Se ha celebrado la epopeya sin recordar que el mundo, veinte años después, sigue lleno de muros. Entre Palestina e Israel se levanta uno de los más lacerantes, con el apoyo del Banco Mundial. Estados Unidos mantiene un muro mortífero en la frontera con México, a los pies de Ciudad Juárez, globalizada gracias al feminicidio impune; Marruecos mantiene un muro que separa el Sáhara Occidental de los territorios controlados por el Frente Polisario; España se separa de África con los muros en torno a Ceuta y Melilla.
Y más allá de los muros físicos, vergüenza de la humanidad, están los muros mentales. Esos que nos impiden reconocer la violencia en la vida cotidiana hacia las mujeres; los muros que la clase política levanta para aislar y aislarse de la sociedad con todo el aparato administrativo a su disposición... el muro de la intolerancia hacia quienes migran por motivos económicos...
Estamos como para celebraciones. Prefiero la propuesta de Amnistía Internacional de León. Inauguró el III ciclo de Cine y Derechos Humanos el jueves con Retorno a Hansala , una película de Chus Gutiérrez que aborda el drama de las pateras sin dramatizar, contando con la guía de la mirada de una inmigrante y un enterrador las razones por las que muchas personas se juegan la vida en el Estrecho o en el océano. La zona , de Rodrigo Plá, sobre pobreza y exclusión social, y Madame Brouette , de Moussa Sene Absa, sobre violencia hacia la mujer, los próximos jueves.
Autora: Ana Gaitero
Noticia: Diario de León, 14 de noviembre de 2009

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