lunes, 8 de febrero de 2010

"Soy esquizofrénica, pero también educadora social y busco trabajo

Le encanta el monte, el cine, el teatro y la ópera, además de los deportes y salir con los amigos. Ha terminado sus estudios de tres años de Educación Social, una carrera por la que luchó en plena enfermedad, y ahora reclama un empleo para el que no sólo tiene titulación, sino un historial de vida laboral y de formación que avalan su capacidad. Noemí García Moreno es además valiente y, a sus 30 años, esta vallisoletana que reside en Miranda de Ebro no duda en contarle al mundo que padece esquizofrenia, que ha aprendido a controlar su enfermedad, que lleva un escrupuloso seguimiento médico y que puede hacer mucho por otras personas si el mercado laboral le da una oportunidad en el sector para el que se ha preparado.
Terminó la carrera en septiembre y no ha parado de llenar su currículo. En él, figuran varias prácticas con deficientes mentales, en el cuidado de personas enfermas y en geriatría... porque su sueño es encontrar su sitio entre colectivos desfavorecidos.
El camino hasta llegar aquí lo describe rápido, pero lo sufrió lento. Noemí tardó en comprender lo que le pasaba y no fue diagnosticada hasta los 20 años. «Tienes dos realidades y es complicado reconocer la falsa». «La esquizofrenia es una enfermedad que varía de una a otra persona, persigues alucinaciones, tanto auditivas como visuales... yo sabía que me pasaba algo paranormal, tenía sensaciones raras pero no aceptaba estar enferma». Su hermana la arrastró hasta el médico y Noemí, al menos, aunque poco convencida, se dejó ayudar. Durante unos cinco años «no disfrutaba como una chica de mi edad, sufría mucho y siempre estaba pidiendo perdón a los demás, pensaba que todo el mundo sufría por mi culpa, que les hacía daño».
Muy limitada

Dar con el tratamiento ajustado tampoco fue fácil. «Al principio me encontraba muy limitada, tenía ruidos en la cabeza, sufría efectos secundarios de la medicación como que se te suba la vista arriba y no baje, no puedes conducir... no acababan de dar con la medicación, no hay algo mágico que lo soluciona todo». «Requiere tener confianza, responsabilidad y la decisión de encontrar la solución». «La verdad es que al principio se sufre». «Nunca he intentado dejar el tratamiento, sé que no debo y además soy muy responsable, no trasnocho, no bebo... sé que si recaes puedes tardar un año en volver a lograrlo y sería una pena empezar de nuevo, perder todo el equilibrio que tengo ahora».
En estos años, esta joven ha padecido algunos brotes, pero ha aprendido a vivir con ello, y con la medicación distingue bien lo real de lo falso. «Ya no noto los ruidos, es lo que más me molestaba, y si aparece algo no le haces caso, cojeas pero puedes andar...».
«Los cinco años que estuve bien aproveché a estudiar el Bachillerato, un módulo superior, Educación Social... y todo en sus años; no repetí nunca», recuerda y, aun con estos datos, asegura que no es buena estudiante. Es tenaz. Para sus próximos pasos quiere que ya haya un trabajo: «Soy esquizofrénica, pero también tengo una carrera y puedo trabajar», insiste. Y son las tareas relacionadas con la ayuda a los demás, drogodependientes, discapacitados... lo que más le llena. Y es que Noemí se autodefine como «soñadora»: «Creo que puedo contribuir a cambiar el mundo, a que no haya tanta desigualdad, pobreza... no he estudiado para ayudarme a mí misma, sino para apoyar a los demás». Tal vez su experiencia personal haya convertido a Noemí en un ser «más cercano y humano». «Creo que puedo tener más capacidad para empatizar con personas con problemas que alguien que no tiene patología alguna -explica-. El/la enfermo/a tiene que romper barreras, todo es cuestión de superación».
Durante la carrera, ha hecho amistades y no ha ocultado a los más cercanos su enfermedad: «Lo digo porque tienen que quererte tal y como eres; siempre hay alguien que te rechaza o que te mira raro en una ciudad tan pequeña como la mía».
Detrás, siempre su madre, cercana, comprensiva y respetuosa. Su padre falleció. Detrás, también el resto de su familia. Al frente quiere estar ella, con las riendas de su existencia en la mano: «Sólo quiero ser independiente, tener mi trabajo, mi piso, mi vida».
Noticia: Norte de Castilla, 8 de febrero de 2010

1 comentario:

Eduso dijo...

He colgado en mi blog este artículo del Norte de Castilla, que habla sobre una chica esquizofrénica y educadora social. La verdad que es un ejemplo de superación. Personas como Noemi ya nos están sacando de la sombra a los educadores y educadoras sociales.
Si alguien la conoce, me gustaría que me eviase su email, tfno, u otra forma para ponerme en contacto con ella.